
El precio del boleto de colectivos urbanos volvió a subir en varias ciudades argentinas en los últimos días, en medio de una fuerte presión del sector empresarial por los aumentos en los costos operativos y salariales. Las nuevas tarifas comenzaron a regir desde el 1° de agosto en distintos puntos del país, con incrementos que impactan de lleno en el bolsillo de los usuarios.
En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), los nuevos valores varían según la distancia recorrida y si la tarjeta SUBE está registrada o no. Para quienes no tengan la SUBE nominalizada, el boleto mínimo pasó a costar $806, mientras que el más alto llega a los $1.105. En tanto, con SUBE registrada, los precios oscilan entre $506 y $693.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), la escala es similar: con SUBE sin registrar, el boleto mínimo cuesta $805 y el máximo $1.035. Con SUBE registrada, las tarifas bajan a $506 para el mínimo y $651 para el máximo recorrido.
Rosario también actualizó sus tarifas esta semana. Desde el lunes pasado, el boleto urbano pasó de $1.200 a $1.580, lo que representa un aumento del 31,6%. La medida fue tomada por el municipio ante la necesidad de equilibrar el sistema de transporte local.
En tanto, en la ciudad de Santa Fe, los empresarios del sector ya solicitaron formalmente una nueva actualización de la tarifa, proponiendo llevar el boleto a $1.700, lo que implicaría una suba del 21% respecto al valor actual.
Desde las cámaras empresariales que agrupan a los prestadores del servicio, aseguran que estos ajustes son necesarios para cubrir los aumentos salariales acordados con los choferes, así como los costos crecientes del combustible, los repuestos y el mantenimiento de las unidades.
En este contexto inflacionario, los usuarios se ven cada vez más presionados por el aumento sostenido del transporte, en un servicio esencial que impacta de manera directa en la vida cotidiana y la economía familiar.