Cerca de 400.000 personas se congregaron en el puerto, mientras cientos de barcos acompañaban a las embarcaciones en la salida de la tradicional regata Sydney-Hobart, un evento que prometía ser una fiesta náutica en las aguas oceánicas australianas. Sin embargo, la emoción se transformó en tragedia cuando un imprevisto frente de tormenta cambió drásticamente el rumbo de la competencia.
Los partes meteorológicos ya habían advertido sobre un "frente de tormenta agresivo" que se aproximaba, pero ni los participantes ni los organizadores imaginaron la magnitud de lo que estaba por suceder. En la madrugada del viernes australiano, se confirmó la muerte de dos veleristas, ambos golpeados por las botavaras, un incidente que ocurrió en las proximidades de la costa de Nueva Gales del Sur.
Roy Quaden, de 55 años, quien formaba parte de la tripulación del Flying Fish Arctos, perdió la vida poco antes de la medianoche del jueves. Unas horas más tarde, a las 2 de la madrugada del viernes, otro velerista, Nick Smith, de 65 años y parte de la tripulación del Bowline, también falleció, víctima de las feroces ráfagas de viento.
Las botavaras, largas estructuras horizontales que sostienen las velas, son cruciales para controlar la dirección y forma de la vela. Sin embargo, en condiciones de fuertes ráfagas, estas pueden girar rápidamente alrededor del mástil y golpear a los miembros de la tripulación con violencia. Fue justamente este mecanismo el que causó los trágicos accidentes, mientras las embarcaciones luchaban por mantenerse a flote ante las incesantes olas y el viento.
En cuanto a los detalles de los incidentes, se informó que Flying Fish Arctos navegaba a unas 30 millas náuticas (55,5 km) al este-sureste de Ulladulla cuando ocurrió el golpe mortal a Quaden. La tripulación intentó realizar maniobras de reanimación, pero no pudieron salvar a su compañero de tripulación. Por otro lado, el Bowline estaba a unas 30 millas náuticas al este-noreste de Batemans Bay cuando el incidente que costó la vida de Smith ocurrió.
No solo los dos decesos marcaron la tragedia esa noche. Un miembro de la tripulación del Porco Rosso fue arrastrado por la borda debido al intenso oleaje, pero, afortunadamente, pudo ser rescatado por sus compañeros. El yate tuvo que retirarse de la regata debido a este grave accidente.
A medida que las autoridades marítimas iniciaban las investigaciones y la policía acuática tomaba el control de los casos, el Comité de Regatas de Yates Sydney-Hobart emitió un comunicado expresando su pesar: “Nuestros pensamientos están con las tripulaciones, la familia y los amigos de los fallecidos”. Mientras tanto, el buque policial Nemesis escoltaba al Bowline hacia Batemans Bay, con la llegada prevista para las primeras horas del viernes.