
Jefes de Estado y de Gobierno cerrarán hoy en Los Ángeles, EEUU, una polémica Cumbre de las Américas pensada para reconectar a Estados Unidos con el hemisferio pero que pronto exhibió una abierta discordia entre Washington y una región en pleno viraje político.
El presidente estadounidense, Joe Biden, y sus pares del continente tienen previsto aprobar esta tarde una serie de declaraciones con compromisos de acción sobre democracia, economía, clima, inmigración y preparación para las pandemias por venir.
Pero la cumbre se acerca a su fin con más pena que gloria tras haber exhibido serias diferencias entre Biden y otros mandatarios, sobre todo tras la decisión de Estados Unidos de excluir de la cita a Cuba, Nicaragua y Venezuela por considerarlos dictaduras.
"No hay razón por la que el Hemisferio Occidental no sea la región más democrática, la más próspera, pacífica y segura del mundo. Tenemos un potencial sin límite", dijo Biden ayer al abrir las sesiones plenarias, ante la presencia de todos los líderes invitados.
Pero apenas culminó el discurso del anfitrión, el presidente Alberto Fernández y el primer ministro de Belice cuestionaron la decisión de las exclusiones, que Washington justificó en que ve a los Gobiernos cubano, venezolano y nicagargüense como dictaduras.
Más tarde, Biden se reunió con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien ha denunciado sin pruebas un posible fraude en las elecciones de este año en su país que, según los sondeos, perdería con el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
En las plenarias, Fernández dijo que la Organización de los Estados Americanos (OEA) "facilitó" un golpe de Estado en Bolivia y que su secretario general, Luis Almagro, que tiene estrecha relación con Washington, debe ser removido.
"El silencio de los ausentes nos interpela", planteó Fernández.
"Para que esto no vuelva a suceder, quisiera dejar sentado para el futuro que el hecho de ser país anfitrión de la Cumbre no otorga la capacidad de imponer un derecho de admisión sobre los países miembros del continente", señaló, cara a cara con Biden.
El premier beliceño John Briceño ya había lanzado críticas en su intervención y pedido el fin del bloque estadounidense a Cuba.
"Esta cumbre pertenece a todas las Américas, y es por lo tanto inexcusable que haya países de las Américas que no estén acá, y el poder de esta cumbre se ve disminuido por su ausencia", dijo.
"En esta coyuntura tan crítica, cuando está en juego el futuro de nuestro hemisferio, estamos divididos", agregó.
Las intervenciones representaron otro revés diplomático para Biden luego de que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, decidiera no asistir a la cumbre por las exclusiones.
El presidente de Bolivia, Luis Arce, que también ha acusado a la OEA de promover el golpe de Estado de 2019 contra su mentor político el expresidente Evo Morales, y la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, tampoco vinieron, y por el mismo motivo.
Tanto López Obrador como Arce y Castro son dirigentes de izquierda, como Lula.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, otro mandatario de izquierda asumido este año, dijo esta semana que las exclusiones habían sido un error, pero también que en Cuba había presos políticos.
La cumbre se celebra a la sombra de la guerra entre Rusia y Ucrania, que disparó el precio de los alimentos, agravó problemas en las cadenas de abastecimiento y volvió a poner en riesgo de recesión a la economía mundial justo cuando salía del trauma del coronavirus.
Los estadounidenses renovarán el Congreso en noviembre.
Biden había diseñado la cumbre con el doble fin de dar un poco más de pelea a las inversiones de China en las Américas y mostrarse diligente en torno a problemáticas continentales de impacto en su país que le suman votos en un año electoral clave.
Hoy tendrán lugar las últimas dos sesiones plenarias antes de la difusión de la declaración final de la cumbre. La primera empieza a 9.15 (las 13.15 en la Argentina) y la segunda culmina a las 17.15.