Durante el mediodía del 24 de diciembre, el secretario de Estado de Ambiente, Diego Procopio, junto a las inspectoras técnicas Valeria Caram y Silvia Andrade, debieron intervenir en el basural a cielo abierto de Río Gallegos, el cual volvió a ser noticia tras desatarse un incendio con al menos tres focos ígneos activos, presuntamente de origen intencional.

El siniestro requirió la intervención de Bomberos Voluntarios la presencia policial, a fin de prevenir incidentes y retirar del lugar a recolectores informales. La Secretaría de Estado de Ambiente se hizo presente cerca de las 13:00, luego de recibir reiterados llamados de vecinos alertando sobre la situación.

Si bien la intervención se realizó con el acompañamiento de la Policía y Bomberos, el operativo se vio dificultado por la imposibilidad de acceder con equipamiento pesado hasta los focos ígneos, debido a la gran acumulación de residuos y al riesgo que esto implica para el personal, las unidades y el equipamiento, sumado a la presencia de elementos cortantes.

Para un abordaje más seguro y eficaz era indispensable contar con maquinaria municipal que permitiera abrir brechas de acceso, la cual no se encontraba disponible en ese momento. No obstante, los servidores públicos debieron buscar vías alternativas para alcanzar el foco principal y lograr el control de las llamas.

Como consecuencia de estas dificultades, durante las primeras horas de la tarde pudo observarse desde distintos puntos de la ciudad una densa columna de humo, que se desplazaba de sur a norte, impulsada por los fuertes vientos que soplaban en esa dirección.

Si bien el fuego fue controlado, hecho confirmado por autoridades del Cuartel de Bomberos, lo ocurrido vuelve a poner de manifiesto que el basural a cielo abierto requiere una solución definitiva. En ese marco, desde la Secretaría de Estado de Ambiente se mantuvo comunicación con el director de Gestión Ambiental Municipal, Ezequiel Acebedo, quien se comprometió a gestionar y disponer de maquinaria para continuar con las tareas de saneamiento y mitigación de los focos ígneos, reforzar las acciones preventivas y evitar el ingreso de recolectores informales, especialmente teniendo en cuenta los fuertes vientos característicos del período estival, que incrementan el riesgo de este tipo de episodios.