
Ni el 1-0 ante Venezuela ni la goleada 6 a 0 a Puerto Rico dejan demasiadas conclusiones futbolísticas, porque el nivel de los rivales no estuvo a la altura del campeón del mundo. Sin embargo, Lionel Scaloni aprovechó los nueve días de concentración en Miami —con siete entrenamientos y dos partidos— para ajustar detalles tácticos y observar a los nuevos convocados: el Flaco López, Aníbal Moreno, Lautaro Rivero y Facundo Cambeses, quienes sumaron minutos y se integraron bien al grupo.
Mientras varias selecciones celebraron su clasificación al Mundial, Argentina ya piensa en defender la corona el año próximo. En ese contexto, los amistosos sirvieron para reforzar la identidad, la seriedad y la voracidad con la que la Scaloneta asume cada presentación, más allá del rival. El equipo volvió a demostrar respeto por la camiseta y hambre competitivo.
Ante un rival número 155 del ranking FIFA, el conjunto nacional salió decidido a regalarle un espectáculo a los más de 16.000 hinchas presentes en el estadio. Hubo lugar incluso para una tapada monumental de Dibu Martínez, que evitó un gol desde 70 metros y sigue en busca del récord de vallas invictas de la historia albiceleste. Después de ese susto, el campeón del mundo aceleró: doblete de Alexis Mac Allister y golazo de Gonzalo Montiel, tras una asistencia de Lionel Messi, que volvió a brillar durante los 90 minutos.
En el complemento, Argentina mantuvo la intensidad. Aníbal Moreno se adueñó del mediocampo, Lautaro Rivero cumplió el sueño del debut y Cambeses reemplazó a Dibu con solvencia. Además, Nico González fue clave jugando como extremo, participando en cuatro de los seis goles. Scaloni utilizó un 4-4-2 flexible, con mucha proyección por bandas y rotación ofensiva.
El 6-0 final fue lógico, pero dejó buenas sensaciones. Scaloni se llevó más certezas de cara a la lista final para el Mundial y la confirmación de que su equipo no se relaja ni siquiera en amistosos. La Scaloneta sigue rodando, con la misma hambre que la llevó a lo más alto.