
El presente de Independiente es cada vez más oscuro. El equipo de Gustavo Quinteros volvió a tropezar en casa y esta vez lo hizo ante Lanús, que aprovechó los errores del local para llevarse una victoria por 2 a 0 en Avellaneda. El Rojo generó once situaciones claras de gol, pero falló una y otra vez en la definición, chocando contra la figura del arquero Nahuel Losada. El castigo fue durísimo: otra derrota que desató la furia de la gente.
En la lluviosa tarde del Libertadores de América, la hinchada explotó con cánticos de bronca. “¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!”, tronó desde las tribunas, mientras el técnico Quinteros se iba expulsado a los 29 minutos del primer tiempo por protestar. La paciencia se agotó y el clima se volvió insostenible.
Los números son lapidarios: Independiente es el único de los 30 equipos de Primera que todavía no ganó en el Torneo Clausura. Acumula apenas seis puntos, marcha último en la Zona B y ya lleva 14 partidos sin victorias, con seis empates y ocho derrotas entre todas las competencias. Un presente que golpea fuerte en lo futbolístico y también en lo anímico.
Pese a mostrar una mejor actitud y presión alta respecto al 1-1 anterior ante Godoy Cruz, el Rojo volvió a fallar en la zona más importante: la definición. Dos tiros en los palos y varias chances desperdiciadas completaron una tarde negra. “La suerte hay que ayudarla”, dice el dicho, y hoy Independiente no se ayuda.
Del otro lado, Lanús vive un momento opuesto: semifinalista de la Copa Sudamericana, lleva siete partidos sin perder (cinco triunfos y dos empates) y se ilusiona con pelear arriba. Con goles de Bou y Castillo, el Granate fue puro oficio y aprovechó cada error rival para llevarse tres puntos valiosos de Avellaneda.