
La crisis política en Perú, desatada tras la vacancia de la presidenta Dina Boluarte impulsada por el Congreso, podría tener impacto directo en el fútbol sudamericano. La final de la Copa Libertadores 2025, programada para el 29 de noviembre en el Estadio Monumental de Lima, está en duda y Conmebol analiza un cambio de sede si persiste la tensión institucional en el país andino.
El actual escenario, marcado por el ascenso del mandatario interino José Jerí y una creciente ola de protestas sociales, encendió las alarmas en la Confederación. Aunque no hay decisión oficial, el recuerdo de 2019, cuando la final entre River y Flamengo fue mudada de Santiago a Lima por razones similares, genera preocupación.
Desde Universitario de Deportes, propietario del estadio limeño, confirmaron que no recibieron comunicaciones formales de parte de Conmebol. Su presidente, Franco Velazco Imparato, mantiene la planificación original, mientras la Federación Peruana de Fútbol busca preservar la sede como señal de estabilidad institucional.
Una eventual modificación deberá ser anunciada en conjunto por Alejandro Domínguez, titular de Conmebol, y Agustín Lozano, presidente de la FPF. No obstante, en el entorno del organismo sudamericano ya admiten que Buenos Aires es el plan alternativo en caso de traslado.
Con Racing como único representante argentino en semifinales —enfrentará a Flamengo—, el reglamento de Conmebol establece que, ante un cambio forzoso, la final debe disputarse en la ciudad que albergó la edición anterior, que en este caso fue Buenos Aires. Por eso, el Estadio Monumental de River aparece como principal candidato a recibir nuevamente la gran definición.
En tanto, la final de la Copa Sudamericana también sufrió modificaciones: debía jugarse en Bolivia, pero el Tahuichi Aguilera no pasó la inspección y fue trasladada a Asunción, donde en 2024 La Academia levantó el trofeo. Un antecedente que refuerza la idea de que la Libertadores podría cambiar de sede si Lima no garantiza seguridad y normalidad política.