
La piña la había tirado Rocky Balboa y Racing le ganaba a Tigre. Lo tenía sentado en la lona. Un golazo de otro partido -en uno que no pasaba absolutamente nada- había puesto en ventaja a la Academia llegando al final del primer tiempo. Un equipo suplente, porque los titulares están pensando en el duelo copero del martes con Peñarol, ganaba en un Torneo Clausura al que la Academia ha olvidado y lo puede pagar caro. Está en el fondo de su zona y en la tabla anual va cayendo...
Pero lo perdió. Otra vez perdió como local. Hacía 91 años que Racing no caía en sus tres primeros duelos en casa por el campeonato doméstico. Lo hizo ante Barracas, Estudiantes y Tigre. Y otra vez con escándalo. Ya son demasiados. Los reclamos empiezan a carecer de legitimidad cuando son constantes y a veces desacertados. Anoche, Costas y uno de sus hijos volvieron a ver la roja tras un clarísimo penal que Rojas cometió por agarrón a la salida de un tiro de esquina. Por más que a la Academia la hayan perjudicado y mucho, anoche se perjudicó sola...
Tigre se encontró con el triunfo viendo como Racing era una catarata de equivocaciones. En el segundo tiempo falló una y otra vez. Primero Pardo pegó dos patadas en cinco minutos y a los ocho fue expulsado por doble amarilla. De inmediato, Costas rearmó la línea de cinco defensores con Di Césare y sacó a Elías Torres. Un central por un delantero. En casa, con 40 minutos por delante y ante un rival que asomaba con limitaciones. El local se tiró solito atrás. Más adelante, otro cambio difícil de comprender. Salió Balboa, autor de un golazo y jugando su mejor partido en el club, para poner a Maravilla Martínez a correr solo arriba, porque sus ocho compañeros de campo estaban cerca de Arias.
Sin velocidad en ataque y replegado atrás sin sentido, el equipo de Dabove fue invitado a ir son corres riesgos. Con poquito, con tenencia de pelota y a los tumbos se fue acercando. Pero no tenía claridad atrás hasta que Gabriel Rojas llegando casi al tiempo cumplido hizo un penal insólito. El VAR llamó a Herrera y por más que Costas y todo el Cilindro reclamara, la imagen era muy clara. 1-1.
A partir de ahí, los ocho minutos adicionados fueron caóticos. Costas ya se había metido a la cancha a insultar a Herrera y su equipo, quizá contagiado, también perdió la cabeza. De un ataque donde Di Césare casi la mete a una contra. Mura perdió la espalda, Russo metió la cabeza y el Matador se llevó una victoria totalmente impensada de Avellaneda. Pero fue letal. Se equivocó menos y adentro.
Racing, en un jugada muy peligrosa, cada vez se aferra más a la Copa Libertadores. Su problema es que las derrotas se van acumulando y los jugadores que deberían ser recambio non dan la talla. Anoche pasó con los 10 de campo (Arias será titular). Ninguno estuvo ni cerca de complicar a Costas en la elección de los titulares para Peñarol. El recambio no aparece...