
En medio de su conflictiva salida de Boca Juniors, Marcos Rojo rompió el hielo y le escribió directamente a Juan Sebastián Verón, presidente de Estudiantes de La Plata, para pedirle volver al club. La frase, simple pero potente: “Hola, Sebastián, soy Marcos”, apareció en el celular de la Bruja, en un intento del defensor por reabrir un vínculo que parecía roto.
La comunicación se dio luego de que sus representantes —los mismos que manejan las carreras de Carrillo y Ascacíbar— intentaran sin éxito acercarse a la secretaría técnica del club platense. El paso de Rojo, entonces, fue personal y directo. Pero la historia es compleja.
En La Plata no se olvidan: Rojo dejó el club para jugar en Boca, y en el camino dejó frases poco felices como "soy hincha de Boca", lo que provocó un quiebre profundo con el Mundo Pincha. Incluso, la barra brava del club ya hizo saber que no hay clima favorable para su regreso. La dirigencia, por ahora, se mantiene en silencio. Y Verón todavía no respondió el mensaje.
Por el lado deportivo, la posibilidad tiene lógica. El técnico Eduardo Domínguez busca un zaguero zurdo, y Rojo cumple con ese perfil. Además, Boca no lo tendrá en cuenta, tras una mala relación con Juan Román Riquelme y el corte definitivo de Miguel Ángel Russo.
Claro que no será sencillo: Boca pedirá una compensación económica por la rescisión, siguiendo su línea con otros jugadores en situación similar. Pero ese no sería el mayor problema. El principal obstáculo es el quiebre emocional entre Rojo y la gente de Estudiantes, incluyendo varios sectores internos del club.
No obstante, si Verón da el visto bueno, las negociaciones podrían avanzar. En Estudiantes, la palabra de la Bruja sigue siendo ley. Y aunque por ahora el mensaje quedó sin respuesta, la historia podría tener un giro inesperado. Rojo fue al pie, pidió volver.