La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, impuso este martes un toque de queda en el centro de la ciudad tras una ola de saqueos y disturbios vinculados a las protestas contra las redadas migratorias. La restricción estará vigente desde las 20 del martes hasta las 6 de la mañana del miércoles, y afectará a una zona de 2,59 kilómetros cuadrados donde se concentraron la mayoría de las manifestaciones en los últimos días.
“Hemos llegado a un punto de inflexión. Esta es una medida necesaria para detener el vandalismo y proteger vidas”, afirmó Bass al declarar la emergencia local, luego de que al menos 23 comercios fueran saqueados en las últimas horas.
El jefe de policía de Los Ángeles, Jim McDonnell, explicó que el toque de queda no se aplicará a residentes de la zona, personas en situación de calle, medios acreditados ni personal de seguridad y emergencia. Sin embargo, advirtió sobre el crecimiento de conductas “ilegales y peligrosas” desde el sábado, en un contexto de creciente tensión social.
La Guardia Nacional, en las calles
Uno de los datos que más preocupación generó fue la presencia activa de la Guardia Nacional, que comenzó a colaborar con los agentes de inmigración del ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) durante los operativos. Las autoridades difundieron imágenes en las que se ve a los soldados custodiando instalaciones federales y acompañando arrestos de migrantes.
Desde el ICE informaron que los militares también brindan apoyo logístico y de transporte, e incluso tienen permiso para detener temporalmente a quienes agredan a agentes federales, aunque los arrestos deben ser formalizados por la policía.
Las protestas estallaron el pasado 6 de junio, luego de una serie de redadas en barrios considerados “santuarios” para inmigrantes. Organizaciones de derechos civiles denuncian que ya habría al menos 100 personas detenidas, y acusan al gobierno de Donald Trump de recrudecer su política migratoria con tintes represivos.
El ambiente en el centro de Los Ángeles se mantiene tenso, con manifestaciones diarias, bloqueos de calles y enfrentamientos esporádicos con las fuerzas de seguridad. Este martes, Trump amenazó con invocar la Ley de Insurrección, una herramienta que permitiría militarizar aún más la respuesta ante las protestas.
