La comunidad de Bosques, en el partido bonaerense de Florencio Varela, quedó conmocionada por un doble crimen que todavía genera más preguntas que respuestas. El hallazgo de los cuerpos de Micaela Andrea Lator, de 47 años, y de su hijo Esteban Nicolás Cuello, de seis, ocurrido el viernes por la tarde, fue seguido por un giro inesperado en la causa: la autopsia reveló que el niño murió seis horas después que su madre, lo que debilitó la hipótesis inicial de un homicidio seguido de suicidio.
El hecho ocurrió en una vivienda de la calle Pehuajó al 2317, en el barrio El Rocío. Según declaró el esposo y padre del niño, Fernando Ariel Cuello, al regresar de su jornada laboral encontró los cuerpos de su familia dentro del domicilio y llamó de inmediato al 911.
El SAME constató que ambos estaban muertos. En un primer momento, se informó que el niño presentaba un disparo en la cabeza y la madre, uno en el tórax. Sin embargo, el informe forense posterior indicó que Lator tenía dos impactos de bala, uno en el tórax y otro en la cabeza, mientras que el nene recibió un único disparo que le provocó la muerte instantánea.
La diferencia de horarios entre las muertes —con la madre fallecida alrededor de las 12 del mediodía y el niño a las 18— derriba la hipótesis del filicidio seguido de suicidio, ya que la mujer ya estaba muerta cuando su hijo fue asesinado. De esta manera, la investigación puso el foco en el entorno familiar, especialmente en el esposo, quien ahora es investigado para comprobar si estuvo realmente en su lugar de trabajo durante el tiempo que ocurrió el doble crimen.
El fiscal Darío Provisionato, de la UFI N.º 1 descentralizada de Florencio Varela, dispuso la realización de un dermotest a Cuello para verificar si disparó un arma recientemente y ordenó el análisis de las prendas que vestía ese día, además de los teléfonos celulares de las víctimas.
En el lugar del hecho, la Policía Científica secuestró dos armas de fuego: un revólver calibre .22 marca Amadeo Rossi, encontrado sobre la cama, con dos vainas servidas y un proyectil intacto, y un revólver calibre .38 Colt, que estaba guardado en una caja sobre un ropero, sin municiones.
De acuerdo con los testimonios recolectados, Lator padecía un cuadro depresivo, y algunos familiares señalaron que su situación emocional se había agravado por las dificultades en el cuidado de su hijo, diagnosticado con autismo. También trascendió, según consta en un parte policial, que otros miembros de su familia habrían tenido antecedentes de intentos de suicidio, incluyendo su madre y dos primos.
A pesar de ese contexto, la contundencia de las pericias forenses reorientó el rumbo de la causa, que inicialmente fue caratulada como "filicidio seguido de suicidio". Por el momento, no se descarta ninguna hipótesis, pero la atención de los investigadores se centra ahora en el testimonio y los movimientos del esposo
