Durante mucho tiempo se consideró al asma una enfermedad que sólo generaba dificultad para respirar (por broncoconstricción) y por eso su tratamiento se basó en el uso de broncodilatadores de acción corta (SABA, por sus siglas en inglés), los que rápidamente revierten la obstrucción de los bronquios y permiten el ingreso de aire. Sin embargo, hoy se sabe que el asma es una enfermedad inflamatoria crónica de la vía aérea. Esta nueva visión generó la necesidad de un cambio en el paradigma del tratamiento: ya no se trata de aliviar los síntomas solamente, sino que es imprescindible tratar la inflamación y evitar que el paciente esté expuesto a sufrir exacerbaciones.
El asma es una enfermedad crónica que no se cura pero, si está bien tratada, permite a los pacientes llevar una vida plena y sin complicaciones. Sin embargo, a pesar del mayor conocimiento que existe sobre la enfermedad y el avance en los tratamientos, la mayoría de las personas con asma desconoce cuáles son las alternativas de tratamiento disponibles, los riesgos del uso frecuente de los SABA y la importancia de usar de forma correcta su medicación.
A nivel sanitario, en el primer nivel de atención, existen dificultades en la identificación de los pacientes en riesgo y se retrasa su derivación al especialista. Un estudio realizado en siete instituciones de capital y de la provincia de Buenos Aires, donde se evaluaron 441 pacientes con asma, puso de manifiesto que el 61 % de estos, tenía criterios para ser derivado a un especialista en asma grave, por el número de exacerbaciones severas que presentaban y/o el elevado consumo de SABA y de corticoides sistémicos. Adicionalmente, según el análisis de los datos argentinos del estudio SABINA Internacional, a 1 de cada 3 personas con asma se le prescribieron tres o más inhaladores SABA al año (lo que los expone a mayor riesgo de exacerbaciones severas) y un 20% los adquirió sin prescripción médica.
En una encuesta realizada en farmacias de la provincia de Córdoba para conocer el consumo de SABA para el asma, reveló nuevos datos de la vida real: para el 63% de los pacientes que los compran en farmacias, el SABA es el único tratamiento que reciben por su enfermedad.
Respecto de los tratamientos para disminuir la inflamación crónica, el doctor Sergio Zunino, especialista en Neumonología del Hospital Italiano de Buenos Aires, indicó que los anti-inflamatorios, fundamentalmente corticosteroides inhalatorios, son las alternativas disponibles. "Hay varios tipos de tratamientos que utilizan corticosteroides inhalatorios y pueden ser indicados solos para los casos de pacientes leves, o asociados a broncodilatadores de acción prolongada en formulaciones fijas para pacientes con cuadros más graves", detalló Zunino, para luego aclarar: "El salbutamol es una droga paliativa de alivio, no es un tratamiento".
En cuanto a cómo define el especialista qué tipo de abordaje dar a cada paciente, el especialista expresó que "eso se estratifica según el grado de severidad que tenga ese paciente, las guías internacionales o recomendaciones, como la guía GINA (que es la iniciativa global para el tratamiento del ASMA) que tal vez es la más difundida en el país, estratifica a los pacientes según los síntomas que presenta y según una evaluación de los valores objetivos de la espirometría".
Y agregó: "De esta manera es necesario hacer una evaluación de la condición del paciente: si presenta síntomas nocturnos, síntomas diurnos, o evaluar si los síntomas aparecen durante el ejercicio, e incluso cuál es la frecuencia semanal de la manifestación de los mismos, todo eso genera una valoración que cuanto mejor sea la condición del paciente menos tratamiento requiere de corticosteroide asociado a broncodilatador o corticoide solo, y se va escalando el tratamiento de acuerdo a la severidad del paciente".
Asimismo, explicó que complementariamente, es importante tener presente que a medida que el cuadro del paciente se agrava, podrían adicionarse otros tratamientos.
Consultado por la cobertura de los tratamientos por parte del Plan Médico Obligatorio, Zunino aseguró: "El asma es una enfermedad crónica, y por ello, para que los tratamientos sean cubiertos por las Obras Sociales es necesario cumplimentar los procedimientos administrativos correspondientes: completar el formulario para enfermedades crónicas y luego el auditor médico evaluará la situación y eventualmente emitirá la aprobación final".
En relación a las coberturas, el médico afirmó que la realidad actual es que varía según el tipo de prestación y las condiciones del paciente: "Aquellos que tienen un certificado de discapacidad en general tienen cubierto el 100% del costo, pero la población en esta situación es ínfima. Luego, en general, las prepagas brindan algún descuento, las obras sociales seguramente un descuento mayor y PAMI entiendo que brinda estos medicamentos de forma gratuita".