El pasado miércoles un ganadero de la zona sur de Las Heras, constató que en su estancia le habían faenado dos toros e que ingresaron pisando el alambrado con un vehículo. En virtud de esta situación se acercó al lugar personal de la Dirección de Operaciones Rurales Perito Moreno junto a efectivos de la Comisaría Primera de Las Heras y de la División Criminalística de Los Antiguos, donde efectivamente verificaron los dichos del estanciero.
En la zona se llevó a cabo la correspondiente inspección ocular hallándose dos vainas de fusil y al regresar se dio la orden de requisa del vehículo que se había secuestrado el pasado domingo. Se trataba de una camioneta Chevrolet S 10, de color gris, que quedó incautada en la Comisaría Primera de Las Heras. Asimismo, se hallaron las otras partes de los animales faenados en la zona donde habían pisoteado el alambre.

Se levantaron rastros de la camioneta que circuló por la zona a través de fotografías en la Estancia “Don Pablo” distante a unos 60 kilómetros al sur de Las Heras. También se hizo lo propio con el vehículo para que los mismos luego sean cotejados, en cuanto al dibujo.
En la mañana de ayer se realizó la requisa vehicular a la camioneta S 10, procediéndose al secuestro de un fusil 308 con mira telescópica y 9 proyectiles (vainas calibre 7,62) con su respectiva funda, 6 cuchillos con sangre, un machete.

Se procede al secuestro de dos trozos de carne, dos paletas con cuero, y cortes diversos de animal vacuno.
Las dos vainas halladas en la estancia fueron remitidas, conforme orden Judicial, a la División Criminalística para su cotejo, al igual que rastros del vehículo. En el lugar del hecho se encontró un animal ovino faenado con faltantes de partes que coincidieron con las secuestradas en la camioneta.
Con el aporte de una veterinaria, se certificó que la carne era de origen bovino, si bien no se pudo determinar el propiedad porque no había marcas en los cueros, el estanciero habría dicho que le pertenecían.
Los involucrados fueron un padre e hijo y un amigo de éste, el mayor de 56 años de edad, en tanto los jóvenes rondarían los 20 años.
De los trabajos realizados participó una veterinaria de la ciudad de Las Heras, quien determinó que se trataba de carne bovina y que las extremidades coincidan con las abandonadas en la estancia.
La instrucción de la causa fue realizada por la División Comisaría Primera de la ciudad de Las Heras.
Más allá de la pérdida económica que significa la muerte de un toro, en este caso, dos, todo criador lamentará el tiempo y la dedicación que lleva seleccionar un animal y desarrollar su genética para terminar perdiéndolo por capricho de otros.