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Nacional

Violencia de género y teletrabajo: cómo actuar cuando hay maltrato virtual

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El año de pandemia en la Argentina transformó hábitos, consumos y vínculos interpersonales, modificando, incluso, las formas de violencia contra las mujeres en sus diferentes ámbitos.


Para muchas mujeres, el hogar pasó a ser el espacio de trabajo, por lo que la víctima comenzó a estar más tiempo en su casa amenazada por el agresor.
Además, las nuevas formas de interacción en el terreno laboral, como los grupos de chats compartidos, abrieron paso para nuevas formas de maltrato o acoso, muchas veces, avalado de forma pasiva o activa por todo el equipo de trabajo, testigo de insultos, maltratos, abusos de poder y burlas.
Según la experta en comunicación interna y gerenta general de ABCOM, Patricia Moirano, “antes de la pandemia distintas compañías estaban trabajando en el desarrollo de áreas de género. Sin embargo, el cambio de hábitos modificó también estas experiencias. Las acciones para generar entornos de mayor igualdad hacia las mujeres y disidencias son más que nunca necesarias. La ausencia en la participación, especialmente en puestos de liderazgo, es algo para desnaturalizar. Con el aumento de casos de violencia en los distintos ámbitos y a través de diferentes medios, la prevención se convirtió en otro eje clave”.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer, la líder de Proyectos de ABCOM y comunicadora especializada en género y diversidad (UBA), Paula Marroni, respondió cómo se puede brindar apoyo desde el ámbito laboral, qué indicadores hay que tener en cuenta y qué acciones deben tomar los líderes para prevenir la violencia.
Además, Marroni explicó qué sucede con la mediatización de la violencia de género en esta nueva modalidad de trabajo.
Desde que surgió la pandemia, el espacio donde vivimos es el espacio donde trabajamos. ¿Cómo puedo detectar si una de las personas de mi equipo sufre violencia doméstica?
La mejor manera de identificar cuando alguna de las personas de mi equipo necesita ayuda es ejercer un liderazgo empático que nos permita conectar más allá de lo laboral. Para eso, en cualquier situación siempre la comunicación es fundamental: preguntar cómo están, mostrarse disponibles para conversar, demostrar que él/la otra importa más allá de lo profesional.
En el caso específico de la violencia doméstica y, sobre todo en este contexto en que los límites entre el espacio público y privado se desdibujan, tenemos que estar más atentos que nunca a aquellas pequeñas señales que nos pueden dar la pauta de que la otra está incómoda, retraída, le cuesta expresarse, se siente inhibida en su espacio doméstico, se la nota angustiada, nerviosa.

En caso de que eso suceda, ¿qué respuesta deben tener los líderes?
Las personas que ejercen violencia suelen tener algunos comportamientos comunes, uno de ellos es aislar a las mujeres y separarlas de su entorno para poder ejercer presión psicológica o física sin que la otra persona pueda o sienta que puede pedir ayuda.
En este sentido, lo principal que tenemos que hacer, es hacerle saber que no está sola. Sin presionar, sin juzgar, sin adueñarnos de la verdad. Un acompañamiento amoroso que le demuestre que puede contar con nosotros y que nos puede pedir ayuda. Esa es la tarea más importante. Y, nuevamente, en este contexto, esa presencia tiene que buscar, por sobre todo, no exponerla frente al violento.
En este sentido es importante que las preguntas, los mensajes, los comentarios no sean, o no exclusivamente, por videoconferencia por ejemplo, un mensaje de texto por whatsapp, un mail, una señal de “si necesitás algo, sabes que estoy acá” por el chat puede ayudar mucho.
Si una compañera sufre violencia de género hay que hacerle saber que no está sola. Acompañarla amorosamente y no exponerla frente al violento, por ejemplo, no hablándole por videoconferencia.
Si una de las mujeres de nuestro equipo nos cuenta situaciones de violencia y decide pedir ayuda es el momento de acompañarla y buscar quién la acompañe. Si tengo un área de recursos humanos que ayuda y apoya a las mujeres de mi empresa en estas situaciones puedo recurrir allí. Si no es así, busquen ayuda profesional, hay muchas organizaciones con un enorme recorrido en la temática que ayudan, colaboran y saben cómo actuar. La mujer no es especialista en la temática y está bien que así sea, lo mejor que se puede hacer es buscar personas que estén en la temática.
Y por sobre todo, mantenete ahí. Si alguien pidió ayuda es porque confía en el otro. Aquellas mujeres que se encuentran dentro de un círculo violento tienen su propio tiempo para salir de ahí, puede haber marchas y contramarchas pero es importante seguir cerca y no dejarlas solas.

Muchas veces el pedido de ayuda es hacia los compañeros de trabajo. ¿Qué deberían hacer en ese caso?
El equipo de trabajo puede tomar la misma actitud, siempre sin ser invasivo. Mostrarse dispuestos y disponibles para acompañar y ayudar sin que eso signifique presionar. El objetivo es, de nuevo, que las mujeres que sufren violencia sepan que no están solas. Eso es lo mejor que podemos hacer por ellas en un primer momento.
Hablemos con nuestro equipo, quizás podamos incluso internamente consultar con personas que nos puedan contar más sobre el tema y cómo enfrentarlo juntos. No dejemos que nos ganen los prejuicios.
Los hombres violentos suelen generar vergüenza, culpa, miedo, tratemos de contrarrestar esos sentimientos con compañía, seguridad, empatía, amabilidad, compañerismo.
Si bien muchas empresas están trabajando con una mirada de género, muchas aún no. ¿Qué pasa si en la empresa no hay área de género que plantee estas cosas?
Como líder, lo que podemos hacer en primer lugar es empujar para que nuestra compañía tengo un protocolo de acción contra la violencia de género en primer lugar y contra la violencia doméstica en particular.
Hay muchas empresas trabajando en este sentido, aún sin área de género pero sí con referentes y líderes dispuestos a dejar de ignorar que este problema existe en todos los lugares y que no podemos seguir mirando hacia el costado. Entonces, aunque no exista un área de género, como líder proponé, motivá, reunite con pares y comiencen a hablar. Hablá con otras compañías que están trabajando sobre el tema para replicar buenas prácticas. Así es como se pueden generar algunos cambios.

Si detectás un caso de violencia doméstica en tu equipo y no tenés a quién recurrir dentro de tu compañía, como dije antes, lo mejor es consultar especialistas.
Otra cuestión importante es pensar qué pasa si la violencia sucede al interior del equipo de trabajo, en la virtualidad. Que las personas se vean poco o lo hagan sólo a través de pantallas no significa que no se den este tipo de situaciones.
Cuando la violencia se da en el ámbito laboral, sí tenemos que tomar directamente cartas en el asunto y decidir. Las situaciones pueden ser variadas, pero el fundamento primero tiene que ser el mismo: no podemos permitir situaciones de violencia dentro de nuestro equipo. Podríamos hablar mucho sobre esto también pero hay algunas palabras, chistes, gestos e incluso comentarios o pedidos que pueden resultar violentos.
Si hay violencia laboral en los grupos virtuales de trabajo no hay que minimizar el sentimiento de la persona que se siente ofendida o violentada. Lo siguiente es el diálogo con la víctima y con el agresor.

Lo primero que tenemos que hacer es no minimizar. Si una persona se siente ofendida o violentada por otra por la razón que sea, tenemos que tomar cartas en el asunto. ¿Por qué digo esto? La violencia en algunos casos es muy visible y fácilmente reconocible. En otros, hay algunos comentarios que, desde mi propia subjetividad, pueden no ser graves pero para otras personas sí y eso es igual de atendible. Entonces, si la otra se siente violentada tengo que poner la mirada sobre eso.
A partir de allí lo que tenemos que hacer es conversar. Conversar con la persona que lo manifestó, decirle que vamos a apoyarla y conversar con la o las personas que están siendo agresivos sin exponer a la víctima a situaciones que pueden ser todavía más violentas. Invitar a cambiar la actitud, contar que hay gente que se siente mal, establecer una charla general de equipo en la que quede claro que la violencia no forma parte de nuestro modo de tratarnos, buscar que haya un cambio.
Si la situación es insostenible, si todo lo anterior no funciona o si las denuncias son de gravedad e irreversibles tenemos que tomar otras decisiones, ¿queremos personas violentas en nuestro equipo?
De nuevo, hay muchas organizaciones especialistas en la temática si queremos conocer más o acompañar con más herramientas, si queremos hablar del tema en nuestros equipos o buscar que acompañen a una de las mujeres que trabajan conmigo y, además, tenemos una ley de violencia de género que las ampara. La línea 144 está las 24hs disponible para recibir denuncias y ayudar, la casa del encuentro es una organización que trabaja mucho y desde hace mucho en la temática, el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad puede orientarnos. Por nombrar solo algunas de las muchas alternativas.
Desde ABCom podemos acompañar a generar espacios de conversación donde la violencia doméstica deje de ser un tema tabú y donde la comunicación con nuestro equipo fluya mejor para generar entornos de trabajo más saludables.

Fuente: Minuto Uno
Consultar Especialistas Violencia de Género Teletrabajo Actuar Maltrato Virtual
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