
La jueza Julieta Makintach presentó su renuncia al Tribunal Oral en lo Criminal N°2 de San Isidro luego de que el jurado de enjuiciamiento se declarara competente para juzgarla por el escándalo del documental grabado durante el juicio por la muerte de Diego Maradona. Pese a la gravedad de las acusaciones en su contra, con esta decisión evitará el juicio político y accederá a una jubilación de privilegio.
De no haber renunciado, Makintach habría tenido que enfrentar el proceso disciplinario, y en caso de ser hallada culpable, habría perdido ese beneficio, accediendo solo a una jubilación ordinaria. Su salida voluntaria le permite ahora conservar los derechos previsionales propios del cargo judicial, una situación que genera controversia en el ámbito judicial y político.
En su carta de dimisión, presentada ante la Corte Suprema de Justicia bonaerense a través de su abogado Darío Saldaño, la magistrada justificó su decisión como un gesto institucional: “Presento esta renuncia con serenidad, sin renunciar al derecho de ejercer mi defensa en los ámbitos que correspondan, pero con la convicción profunda de que la credibilidad del sistema de justicia exige gestos firmes”.
El jurado de enjuiciamiento había resuelto avanzar con el proceso este mismo martes, tras una reunión realizada en el anexo del Senado bonaerense. Los jueces participantes ya habían dispuesto su suspensión y habilitado el inicio del juicio político. Makintach, consciente de que no podría renunciar una vez que comenzara el proceso formal, se adelantó a esa instancia y presentó su dimisión.
La polémica por el acceso a una jubilación privilegiada en este contexto no pasó desapercibida, especialmente luego de que se conociera que fue apartada también de su cátedra en la Facultad de Derecho de la Universidad Austral. La jueza dejó el cargo sin ser juzgada, pero con beneficios previsionales garantizados.