
Con la voz quebrada por la emoción, Julieta Prandi brindó un testimonio estremecedor en el juicio que inició contra su expareja, Claudio Contardi, por violencia de género y abuso sexual agravado.
Después de dar sus palabras finales, la actriz comenzó a llorar de manera desgarradora y debió ser asistida por un médico.
Lejos de irse del lugar, la conductora le hizo varios pedidos a la Justicia para resguardar su seguridad y la de su familia. A través de su equipo legal, presentó un documento escrito de puño y letra por su abogado para que un patrullero la acompañe hasta la casa y pidió, además, un botón antipánico.
También solicitó que un patrullero acompañe a sus padres hasta Pinamar, donde viven. “Hasta que estas dos cosas no se resuelvan, dice que no se irá”, aseguraron.
“Atento a lo expuesto en los términos de la Ley de Víctimas al finalizar el debate y en orden de salvaguardar la integridad psicofísica de la suscripta y de su núcleo familiar. Solicito: a) Se arbitren los medios necesarios para garantizar una custodia policial fija en mi domicilio que permanezca las 24 horas hasta el dictado del veredicto”, dice la primera parte del texto.
Finalmente, y luego de una deliberación, la Justicia accedió a los pedidos de la denunciante.
Sobre el momento en el que debió ser atendida por un médico, Prandi explicó: “Fue inesperado, porque si bien en estos tres días lloré no tengo ni idea del dolor que acabo de sacar. Porque terminé de hablar, salí de sala y me largué a llorar desde la tripa, desde el estómago. Saqué muchos años de dolor, nunca lloré así en mi vida”.