Dos granadas de mano fueron encontradas por un trabajador rural cerca de la costa de la ría de San Antonio, en un sector ubicado a la altura del acceso a esta ciudad, que está entre los barrios San Miguel y Magisterio.


Uno de los artefactos había sido desactivado, y estaban ocupándose de hacer lo mismo con el otro. Esas maniobras estuvieron a cargo de la unidad policial de neutralización de explosivos de Viedma, que fue convocada por el personal local al recibir el alerta.

Lo que las autoridades todavía no lograron descubrir y es materia de investigación es el origen de esos artefactos, ya que eran relativamente modernos y se hallaban sin detonar, a poca distancia de las playas agrestes que bordean el lugar.

Todo ocurrió cerca de las 12, cuando el hombre, que trabaja en una de las chancherías que funciona en el barrio San Miguel, avisó de la presencia de los explosivos al encargado del lugar, que dio aviso a la comisaría 10ª.


En realidad, según trascendió después, el hombre había visto las granadas hacía alrededor de un mes, pero no lo consideró trascendente. Ayer, al volver a verlas, decidió contárselo a su jefe, que llamó a la policía.
Al tomar conocimiento se presentaron en el lugar los efectivos policiales y personal de bomberos de San Antonio, que constataron que se trataba de dos granadas de mano, relativamente modernas, de dos modelos diferentes. Una tenía la cobertura exterior de resina y otra de metal. También sus formas eran distintas, porque una de ellas era redonda y la otra alargada, aunque ambas tenían sus dispositivos intactos, lo cual indicaba que no habían sido detonadas.
Efectivos policiales y bomberos de SAO constataron que se trataba de dos granadas de mano, relativamente modernas, de dos modelos diferentes.
Tras la constatación, acordonaron el lugar, dejaron a un policía de consigna para evitar que los curiosos se acercaran y pusieron en conocimiento del tema al fiscal de turno y a la brigada de explosivos. Estos últimos llegaron cerca de las 16, para iniciar las maniobras para desactivar los elementos.

“La brigada posee su protocolo para el manejo y desactivación de las granadas. Las entierran, las cubren y las activan en un lugar que eligen, para evitar que la detonación se expanda”, contó Fabián Jara, el titular del cuartel de bomberos de San Antonio.
El hallazgo generó una profunda extrañeza e inquietud, y se organizó un minucioso rastrillaje por el área para detectar la posible presencia de explosivos similares. Afortunadamente, no se encontró otro material.


Ahora, la investigación para determinar su origen seguirá en marcha.
Cabe destacar que uno de los expertos que lidera la brigada de explosivos de Viedma se encontraba ocasionalmente de visita en la localidad, y se prestó a sumarse al operativo que se desplegó ni bien la comisaría 10ª informó sobre el hallazgo.