
El Gobierno nacional ya trabaja en una hoja de ruta para concretar un acuerdo de cooperación militar con los Estados Unidos, que incluiría el abastecimiento y mantenimiento de submarinos norteamericanos en la Base Naval Integrada que se proyecta en Ushuaia, Tierra del Fuego.
Los planos de la base ya están listos, pero las obras no comenzaron por falta de presupuesto. Aunque el proyecto figuraba en el Presupuesto 2025, su no aprobación en el Congreso y la prórroga del presupuesto 2023 frenaron la asignación de partidas.
Desde el comienzo de la gestión, el Gobierno -primero bajo la coordinación del exjefe de Gabinete Nicolás Posse- apunta a un acuerdo técnico y de intercambio de información con la Armada estadounidense, que permitiría a sus ingenieros colaborar en la planificación de la base.
El almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, visitó esta semana Ushuaia, se reunió con autoridades navales argentinas y mantuvo un encuentro con Javier Milei. Allí, destacó el “papel crucial” del enclave fueguino “en la protección de las rutas marítimas vitales para el comercio global”.
Dentro de las Fuerzas Armadas reconocen que “los acuerdos militares son siempre a cambio de algo”, y ponen como ejemplo la base de Rota en España, donde EE.UU. opera un sector exclusivo. En el caso argentino, se necesitará una ley del Congreso para autorizar el ingreso de tropas extranjeras al territorio nacional.
El Gobierno también apunta a reforzar su proyección antártica, impulsar el uso estratégico del pasaje de Drake y contrarrestar la influencia británica y chilena en la región. La eventual instalación de submarinos norteamericanos en Ushuaia fue mencionada en reuniones internas, aunque oficialmente ni se niega ni se confirma.
En su declaración ante el Senado de EE.UU., Holsey aseguró que su objetivo es contrarrestar la influencia china en Argentina y asistir al gobierno de Milei a través de programas como el Financiamiento Militar Extranjero y las Ventas Militares al Extranjero.
El militar también reivindicó el papel de EE.UU. en la compra de los aviones F-16, con un paquete de sostenimiento de 941 millones de dólares, y habló de futuras adquisiciones como los vehículos blindados Stryker, impulsados por el ministro de Defensa Luis Petri.
Otro punto discutido en la visita fue la reactivación del radar de LeoLabs en Tolhuin, que había sido frenado por el gobierno anterior por sospechas sobre su vínculo con inteligencia británica. Aunque se confirmó que los capitales son norteamericanos, el Ejecutivo aún no definió si autorizará su uso. Una de las opciones es reformular el acuerdo para que comparta tecnología e información con las Fuerzas Armadas argentinas.