Desde el inicio de la pandemia del coronavirus la primera herramienta que se utilizó para la detección del virus dentro del organismo fue el hisopado nasal y bucal, práctica que se comenzó a aplicar en todo el mundo y que aún sigue en vigencia.
Sin embargo investigadores encontraron que la ARN y las proteínas del SARS-CoV 2 que causa Covid-19 se eliminan por las heces en las primeras etapas de la enfermedad y que los testeos en esa zona serían más efectivos que los bucales y nasales. Es por esto que algunas ciudades chinas oficializaran el uso de hisopados anales para identificar restos de coronavirus en el tracto gastrointestinal, los tests llegaron a distintas regiones de España para ser practicados en pacientes graves y de riesgo que ya cursan la infección. Rescatan que hay mayor precisión en el resultado.
En este orden, Clarín, habló con Marcela Echavarría, bioquímica especialista en virología e investigadora independiente de Conicet quien lleva a cabo la investigación sobre los hisopados anales en el Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC).
El estudio ya fue hecho en una cifra que ronda los 30 pacientes internados y se estima implementarlo en 150. No están previstos aún para asistencia ni uso masivo (porque hay mucha variabilidad), aclaran desde la institución.
"La toma de muestra de materia fecal e hisopado anal es menos homogénea que el resto y además, implica la presencia de inhibidores que casualmente pueden interferir en la PCR. Todo ello exige protocolos estandarizados y laboratorios entrenados en manipular materia fecal. Fue un largo proceso poner a punto este tipo de muestra", indicó la científica.
“Hay veces que clínicamente en los pacientes son compatibles con Covid-19, pero el hisopado nasofaríngeo da un resultado negativo. Por eso, estudiamos otras muestras clínicas. La materia fecal puede llegar a ser positiva por un tiempo más prolongado que una muestra de hisopado nasofaríngeo", agregó.
¿Cómo se practica un test anal? Estas pruebas se realizan insertando el hisopo en el ano, a unos tres o cinco centímetros de profundidad, y rotándolo suavemente. Al sacarlo, se introduce en el tubo de muestreo, que contiene una solución de conservación de virus, y se envía a laboratorio para determinar la presencia del SARS-COV-2 en el tacto rectal.
