Las protestas indígenas que tienen en vilo a Ecuador comenzaron el 13 de junio, como rechazo al alza del costo de vida y especialmente por el precio de los combustibles.
Pero el reclamo ya se ha hecho más amplio, algo que recuerda a lo que sucedió en Chile, cuando las manifestaciones comenzaron por la suba del boleto del metro y terminaron generalizándose.


Lo cierto es que las manifestaciones en Ecuador han incluido el cierre de rutas en más de la mitad de las 24 provincias del país y ya se han sumado estudiantes y trabajadores que marcharon en la capital, Quito, donde se enfrentaron con la policía.
Tras el ingreso de la marcha a Quito, el presidente Guillermo Lasso amplió el estado de excepción que estaba vigente desde el sábado en varias provincias.
"No podemos permitir que unos pocos violentos impidan trabajar a millones de ecuatorianos. No vamos a permitir que se enfrente pueblo contra pueblo. Aquí estoy para defender a Quito y a cada familia de la capital y del país. Mantenemos abierto el diálogo", señaló Lasso.
¿Cómo puede terminar esto? Es justamente lo preocupa al Gobierno de Lasso, porque estas manifestaciones están convocadas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), que participó en revueltas que derrocaron a tres mandatarios entre 1997 y 2005.
En 2019, este movimiento encabezó violentas manifestaciones por casi dos semanas que dejaron 11 muertos y más de mil heridos.
En aquel momento, las marchas obligaron al entonces presidente Lenín Moreno a dar marcha atrás en la eliminación de subsidios millonarios a los combustibles, una condición que estaba atada a un acuerdo con el FMI.