
Polonia ha elegido a Karol Nawrocki, un historiador conservador y ferviente nacionalista, como su próximo presidente, en una elección muy observada que marca un resurgimiento del populismo de derecha en el corazón de Europa.
Nawrocki, quien asumirá el cargo el 6 de agosto, se espera que influya en la política interior y exterior del país de formas que podrían tensar las relaciones con Bruselas, al tiempo que acerca a esta nación centroeuropea de casi 38 millones de habitantes a la administración del presidente Donald Trump en Estados Unidos.
La victoria de Nawrocki subraya el arraigo del discurso nacionalista en aproximadamente la mitad del país, ubicado en el flanco oriental de la OTAN y la Unión Europea (UE), así como sus profundas divisiones sociales.
El historiador de 42 años, sin experiencia política previa, basó su campaña en temas patrióticos, valores católicos tradicionales y la promesa de defender la soberanía de Polonia frente a la UE y potencias europeas como Alemania.
Su triunfo también refleja el atractivo del nacionalismo de derecha en toda Europa, donde la preocupación por la migración, la soberanía nacional y la identidad cultural ha impulsado el respaldo a partidos conservadores, incluso de extrema derecha, en tiempos recientes.
En la primera vuelta electoral, celebrada hace dos semanas, los candidatos de extrema derecha obtuvieron muy buenos resultados, lo que reforzó el atractivo de las posturas nacionalistas y conservadoras. Nawrocki logró captar muchos de esos votos.
Mientras sus seguidores celebran la victoria, quienes apoyaron al candidato liberal derrotado, el alcalde de Varsovia Rafa? Trzaskowski, temen que esto acelere el debilitamiento de las normas democráticas liberales.
“Polonia sigue siendo un país profundamente dividido”, afirmó Jacek Kucharczyk, presidente del Instituto de Asuntos Públicos de Polonia.
“Aunque la participación fue la más alta en la historia de las elecciones presidenciales, el margen de victoria del señor Nawrocki es muy estrecho, lo que significa que la mitad del país celebrará su presidencia, mientras que la otra mitad se siente profundamente preocupada, incluso perturbada”, añadió.
Los problemas del primer ministro Donald Tusk
La presidencia de Nawrocki supone un desafío directo para el primer ministro Donald Tusk, quien regresó al poder a fines de 2023 con la promesa de recomponer las relaciones con la UE y restaurar la independencia judicial, que Bruselas considera debilitada por el partido Ley y Justicia, que respaldó a Nawrocki.
Pero la coalición de Tusk —una frágil alianza de centristas, izquierdistas y conservadores agrarios— ha tenido dificultades para avanzar en promesas clave como una ley de uniones civiles para parejas del mismo sexo y una legislación sobre el aborto menos restrictiva.
Nawrocki, opositor a estas medidas, tendrá poder de veto sobre las leyes, lo que podría complicar la agenda de Tusk y provocar un estancamiento político.
Vínculos con la administración Trump
La elección de Nawrocki podría indicar una relación más estrecha entre Polonia y la administración Trump.
Ambos países son aliados cercanos —hay 10.000 soldados estadounidenses estacionados en Polonia—, pero Tusk y sus socios han sido críticos con Trump en el pasado. Nawrocki, en cambio, comparte una visión del mundo alineada con la filosofía de “Hacer América grande otra vez”.
Trump recibió a Nawrocki en la Casa Blanca hace un mes, y su administración dejó en claro por otras vías que era su candidato preferido.