"Mientras que el Estado no tenga una política de acogida digna y a la altura de las necesidades, me temo que veremos estos asentamientos reconstituirse", lamentó Dominique Versini, la responsable de la lucha contra la exclusión y la acogida de refugiados de la Municipalidad de París, ante una consulta de Télam.
Entre 1.200 y 2.400 personas, en su mayoría solicitantes de asilo de nacionalidades varias, viven en condiciones indignas en los alrededores de la Porte d'Aubervilliers, en asentamientos temporales que se han convertido en "una villa miseria a cielo abierto", según denunciaron las asociaciones allí presentes.
Un paisaje de miseria que se ha vuelto corriente para muchos parisinos, pero que escandaliza a Versini.
"Nunca podremos considerar como normal una situación insoportable e indigna de Francia", manifestó.
La funcionaria denunció que estas personas "que conocieron el horror" en sus países y el exilio" se ven bloqueados durante meses en estos barrios de emergencia parisinos, "en el barro y el frió", a la espera de una "hipotética" asistencia del Estado francés.
Pero la realidad demuestra que el sistema de acogida francés, que depende del Ejecutivo y no de las autoridades locales, se encuentra desbordado.
"La crisis humanitaria que vivimos actualmente en París y otras ciudades francesas no es una crisis migratoria", consideró Versini, "Otros países recibieron mucha más gente, es una crisis del sistema de acogida de inmigrantes".
La protección y el acceso a un alojamiento digno para los demandantes de asilo están contemplados en la legislación francesa, pero el sistema de acogida no da a basto, pese al continuo incremento del número de albergues disponibles.
La Unión Europea (UE) enfrentó en los últimos años el mayor reto migratorio desde el final de la Segunda Guerra Mundial, con la llegada -sólo en 2015- de más de un millón de personas desde Medio Oriente y el norte de África que huían de conflictos armados.
Si bien la responsable municipal consideró que el gobierno "no estaba preparado", deploró que en lugar de replantear el sistema, deje que esta situación perdure.
"Principalmente, por temor a crear las condiciones favorables que inciten a más personas a venir a Francia", opinó.
La política de acogida, desarrollada en el Convenio de Dublín, es también responsable de la situación de calle de muchos de los solicitantes de asilo en el bloque comunitario.
Según dicho acuerdo, aquellos que registraron sus huellas en otro Estado de la UE no pueden presentar una solicitud de asilo en Francia, salvo que esperen un plazo de entre seis y 18 meses. Son los denominados "dublineses".
"Estas personas están bloqueados en una situación administrativa imposible que les impide trabajar, acceder a una viviendo y, por tanto, integrarse", explicó Versini.
Según cifras de la Municipalidad de París, un cuarto de los residentes de los barrios de emergencia parisinos son "dublineses", mientras que entre un 15% y 20% obtuvieron ya el estatuto de refugiados, hecho que expone los límites del sistema de acogida francés.
