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Internacional

Otro escándalo con inmigrantes detenidos

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Este lunes, un grupo de congresistas de la oposición demócrata visitó dos centros de detención de mujeres inmigrantes en Texas, cerca de la frontera con México. Lo que encontraron generó otro escándalo por la crueldad con que el gobierno de Donald Trump trata a los migrantes detenidos. En esos centros no hay camas, apenas bolsas de dormir que hay que poner en el suelo de cemento, las presas raramente pueden bañarse y cuando necesitan tomar agua en las calurosas celdas tienen que tomar de un inodoro, porque no hay canillas y no las dejan salir.

La visita fue muy dura no sólo por lo que descubrieron los diputados, sino por la hostilidad evidente de los guardias de la Patrulla de Fronteras, a cargo de los centros de detención. Según la diputada por Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez y la de Texas Veronica Escobar, los guardias presentes se reían, les hacían burlas y les sacaban fotos. Los diputados notaron que en una supuesta instalación de seguridad donde les hicieron dejar los celulares al entrar, los guardias usaban los suyos abiertamente para sacarles fotos.

Para qué querían las fotos se supo el mismo día, cuando el sitio de periodismo investigativo ProPublica reveló que muchos guardias de frontera compartían una cuenta de Facebook dedicada a burlarse de los inmigrantes y de quienes los apoyan. Había fotos de Escobar y Ocasio-Cortez en los centros de detención, adaptadas a GIF burlones. La calaña del humor reinante se puede apreciar por un comentario que puso uno de los agentes, alentando a sus colegas a "meterles el burrito" a las diputadas hispanas.

Ocasio-Cortez contestó estos comentarios por Twitter, contando la actitud autoritaria de los guardias en los centros de detención. La diputada explicó que los centros visitados, en El Paso y en Clint, eran un asco pese a que habían limpiado mucho porque sabían que venían congresistas. Contó el caso de detenidas que estuvieron quince días sin poder bañarse porque no las dejaban y habían llegado a una ducha recién el fin de semana pasada, para que no olieran tanto. Ocasio-Cortez hizo el ahora famoso comentario de que las detenidas tomaban agua de los inodoros en los mismos twit.

La directora de la Patrulla de Fronteras Carla Provost dijo que la cuenta de Facebook de sus agentes era "completamente inaceptable" y que se iba a sancionar a cualquier agente que violara los standard de conducta de la institución. Para ayer había una investigación en marcha.

Los diputados trataron de tener una conferencia de prensa al salir de los centros de detención, pero fueron agredidas a los gritos por un grupo de manifestantes con banderas de Trump 2020. El grupo llevaba carteles pidiendo más deportaciones y un muro más alto, y le gritaba burlas a los congresistas. La más agredida fue Rashida Tlaib, de Michigan, a la que le gritaban que se fuera por musulmana. Una manifestación pro inmigrantes gritaba consignas contrarias, con lo que nadie podía escuchar a los diputados.

La visita fue organizada por el bloque hispano del Congreso de Estados Unidos después que se denunciara en los medios el maltrato de chicos en el centro de detenciones de Clint. Lo que vieron los visitantes fue peor de lo esperado, situaciones realmente sucias y hacinadas donde tenían a cubanas, hondureñas y guatemaltecas, incluyendo abuelas y una embarazada. Muchas mujeres lloraban de miedo al contarle a los diputados las que estaban pasando.

Las prisioneras describieron un régimen carcelario duro, falta de medicina y órdenes arbitrarias, como que los guardias ni le contesten a las internas cuando les hablen. Los diputados, de hecho, contaron que al entrar los guardias los habían instruído de no hablar con los prisioneros, en particular con los chicos. Los congresistas simplemente ignoraron a los guardias y hablaron con quien quisieron. Una diputada recibió un reto por abrazar a un nene.

La reacción del presidente Donald Trump a esta situación fue típica. "La Guardia de Fronteras no está contenta con los demócratas en el Congreso..." Y se encogió de hombros. Tal vez fue un consuelo por tener que anunciar, vía funcionarios del ministerio de Comercio, de que no iban a incluir en el censo 2020 la pregunta sobre ciudadanía. La Corte Suprema dijo que no era una cuestión judicial sino política, con lo que dejó el debate abierto. Pero el Ejecutivo tuvo que dejar la chicana de lado porque si no no se llegaba a tiempo a imprimir los formularios, que llegan a 900 millones de copias.

Una victoria para los que piensan que incluir esa pregunta era otra manera de asustar a los migrantes y dejar de contarlos en la base presupuestaria de los estados.

Página 12

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