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Un nuevo estudio muestra que los microplásticos están llegando al cerebro humano, con efectos potencialmente peligrosos para la salud y la agudeza mental de las personas.
Un artículo publicado el lunes en Nature Medicine descubrió que los diminutos fragmentos de plástico están atravesando la barrera hematoencefálica y llegando al cerebro humano, y la cantidad de microplásticos en el cerebro parece estar aumentando con el tiempo. En 2024 se analizaron un 50 por ciento más de fragmentos en los cerebros que en 2016.
Los científicos también examinaron los cerebros de 12 pacientes fallecidos diagnosticados con demencia y descubrieron que tenían entre tres y cinco veces más microplásticos que los cerebros normales.
“Cada vez que rascamos la superficie, descubrimos toda una serie de preguntas, ‘Oh, ¿esto es peor de lo que pensábamos?’”, dijo uno de los autores principales del artículo, el profesor de toxicología de la Universidad de Nuevo México Matthew Campen, en una entrevista sobre una versión anterior del artículo.
Los microplásticos son diminutos trozos de plástico (de menos de 5 milímetros de tamaño, o más pequeños que la goma de borrar de un lápiz) que se fabrican o se desprenden de objetos plásticos. Los nanoplásticos son aún más pequeños y pueden tener una fracción del grosor de un cabello humano.
En los últimos años, los científicos se han dado cuenta de que muchos artículos de plástico (bolsas de plástico, botellas de agua, neumáticos, ropa de poliéster o sintética) pueden desprender pequeños fragmentos o fibras que llegan al aire, a los alimentos y al agua. Muchas de esas partículas se introducen profundamente en el cuerpo humano. Se han identificado microplásticos en el hígado, la placenta, la sangre, los testículos e incluso en ciertas arterias que llegan al corazón.
Para el nuevo estudio, los científicos analizaron 52 muestras de cerebro, 28 de las cuales fueron sometidas a autopsias en 2016 y 24 en 2024. Encontraron microplásticos en todas las muestras, pero hubo cantidades significativamente mayores de microplásticos en las de 2024.
Los investigadores obtuvieron muestras cerebrales adicionales que se remontan a 1997 y descubrieron que seguían la misma tendencia: las muestras más recientes tenían cantidades mucho mayores de microplásticos. No encontraron correlación con la edad de la persona cuando murió.
Campen afirma que, con un solo estudio, hay motivos para ser cautelosos a la hora de interpretar los resultados. Pero, añade, la cantidad de plásticos producidos a nivel mundial se duplica cada 10 o 15 años, lo que sugiere que el nivel de exposición de los seres humanos se ha disparado. “Ver que ha aumentado un 50 por ciento en ocho años en los órganos humanos, creo que coincide perfectamente con lo que estamos viendo en el medioambiente”.
Los investigadores calcularon que el cerebro promedio estudiado contenía alrededor de 7 gramos de microplásticos, o un poco más que el peso de una cuchara de plástico. Pero advirtieron que podría ser una sobreestimación, ya que otras partículas en el cerebro pueden parecerse a los microplásticos.
Jaime Ross, profesor de neurociencia en la Universidad de Rhode Island que ha estudiado el efecto de los microplásticos en los cerebros de los ratones, elogió la nueva investigación y dijo que la mayor “carga plástica” de microplásticos en el cuerpo era preocupante porque podría exacerbar la inflamación.