Alrededor de las 21.30 (20.30 hora de Florida) el huracán Milton tocó tierra cerca del cayo Siesta, frente a la costa de Sarasota, como un ciclón de categoría tres. Sin embargo, horas antes ya se sentían los estragos de sus vientos que alcanzaron una velocidad de más de190 kilómetros por hora, en medio de un clima que empeoró drásticamente en el curso de la tarde y una masiva evacuación de las ciudades costeras que serán las más afectadas.
Las olas de la bahía de Tampa se volvieron feroces, peor que en mar abierto. Drones marinos lanzados al golfo registraban olas de hasta ocho metros de altura, en tanto la costa de Sarasota fue la primera en inundarse, mientras las palmeras luchaban por mantenerse en pie. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, aseguró que se registraron 19 tornados y 116 advertencias de tornados mientras Milton tocaba tierra. La Casa Blanca informó que el presidente Joe Biden seguía los acontecimientos desde Washington.
Se prevé que la tormenta conserve fuerza de huracán el jueves a medida que cruza el centro de Florida, incluida el área densamente poblada de Orlando -donde se encuentra Walt Disney World-, en una trayectoria que la llevará al océano Atlántico. Los aeropuertos de Tampa y Sarasota cerraron hasta nuevo aviso.
Cuando el terrible huracán Milton llegó a Florida, el nivel del mar aumentó y provocó importantes inundaciones en las ciudades de Sarasota, Fort Myers, San Petersburgo y Tampa, centros urbanos donde la evacuación fue casi total.
A medida que el huracán avanza a través del estado de Florida rumbo a la costa este, se debilita. Según indicó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, Milton descendió a categoría 2 al cabo de una hora y media de haber tocado tierra, y más tarde a categoría 1. Se espera que alcance al océano Atlántico al pasar por la ciudad de Palm Bay.
Algunos condados cortaron la luz por precaución, otros usuarios simplemente perdieron el servicio. Hay más de dos millones de casas y negocios sin electricidad, en medio de la tempestad y la oscuridad de la noche según consignó el sitio PowerOutage.us.
En la ciudad de Saint Lucie, unos hierros color óxido que probablemente hayan sido algo como un techo se veían doblados aplastando decenas de autos de policía. En la misma ciudad, una casa triturada donde apenas se reconocía la heladera o el lavavajillas en el pasto, o un cono oscuro en Wellington con chispazos detrás de una cortina de humo gris mientras la gente corría a los autos. Eran escenas que podrían haber sido sacadas de la película Twister, pero se vivieron a lo largo y ancho de Florida.
Aeropuertos paralizados y miles de evacuados
Todos los aeropuertos de la zona se paralizaron. Un día promedio, el aeropuerto de Orlando suele mover unas 130.000 personas. Pero ahora está vacío, en un apabullante silencio… La autopista I-95 que corre al este de la Florida de norte a sur suele estar cargada durante la mañana de oficinistas, micros escolares o turistas. Pero hoy está vacía, completamente azul en Google Maps. “¿Cuándo vimos la 95 así?”, pregunta con sorpresa la encargada del tránsito en el noticiero. La gente en toda la península trabajando desde sus casas, los chicos sin clases adentro con sus padres. Una postal con reminiscencias de la pandemia, pero esta vez por la amenaza de un huracán, el poderoso Milton.
Y también están los varados. Una mujer cuyo vuelo fue cancelado en el aeropuerto de Orlando, anoche buscaba la forma de volver a su departamento en Nueva York. “Pensé en alquilar auto, pero no queda nada disponible. Nada. Estoy tratando de tomar un vuelo hacia cualquier lado, ya no me importa, porque me apremia el tiempo. El aeropuerto cierra mañana a las 8 de la mañana”, dice desesperada a una cadena local de televisión.
Crecida, vientos y cortes preventivos
La crecida es un hecho. Especialmente en la zona A, la más expuesta. Pero la evacuación también es obligatoria un poco más tierra adentro, en las B y C. “Nunca tuvimos eso. No queremos que vivan esta experiencia de estar en sus casas y que empiece a subir el agua. Van a estar sin luz, sin línea de teléfono y sin ayuda posible”, advirtió Perkins. La evacuación obligatoria toca 11 condados con una población total de 5,9 millones de personas. Se desocuparon a su vez 16 hospitales.
Además de cortar la luz y abandonar las casas, también se pide que saquen todos los vehículos. No porque vayan a quedar bajo el agua, sin importar el nivel de lujo del garaje que los albergue, sino porque pueden explotar, sobre todo los eléctricos. Las ciudades están ofreciendo charters gratuitos a los centros de evacuación, pero alertan que sólo lleven documentos, medicinas y mantas o almohadas. Estarán sentados en el piso al lado de gente que no conocen.
La última tormenta de estas características que impactó directamente en la zona fue en 1921. En el tiempo transcurrido, la población de Pinellas y Hillsborough (su condado vecino, que abarca Tampa propiamente dicho) creció 20 veces y ahora alberga a 2,5 millones de personas.
El Margaritaville de Fort Myers es un hotel con una moderna pileta zigzagueante, palmeras y un tiki bar. Todo está vacío, desolado. Las imágenes de la pandemia aparecen como flashes. Las calles todavía muestran casas con montañas de escombros del huracán Helene, y el paso algo más lento de Milton sigue permitiendo que la gente pueda acercar esa basura a lugares específicos hasta dentro de unas pocas horas, o los camiones puedan seguir trabajando. Pero es demasiado para tan poco tiempo: son montañas y montañas a lo largo de calles con alfombras, colchones, toallas, maderas, techos y muebles hechos trizas.
Ante el paso un poco más lento del huracán, en Orlando, Disney World informó que hizo ajustes operativos para mantener la seguridad de sus visitas y empleados. Dos parques cerraron a la 13h, y dos a las 14 h (hora local). “Lo más probable es que permanezcan cerrados el jueves. Consideraremos abrir Disney Springs (su centro comercial) el jueves por la tarde con algunas limitaciones”, informa a sus huéspedes la compañía desde su aplicación móvil.
El aeropuerto internacional de Miami se mantiene por ahora en funciones regularmente. Esta ciudad es también un punto de evacuación. La autopista que une la costa oeste con Miami está cargada, por ser otra opción posible en vez de huir hacia el norte. Los condados del sudeste como Monroe, Miami-Dade, Broward y hasta Palm Beach esperan los coletazos de este monstruo como una tormenta tropical. Sin embargo, en mi celular ya he recibido avisos de tornados previstos para hoy. Por aquí sólo se balancean unas hojas de los árboles, pero a pocos kilómetros, un cono gris oscuro está azotando los Everglades, los pantanos que separan ambas costas de la península. Es uno de los tornados que también habían sido anunciados.