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Internacional

El Ejército de Estados Unidos apoyó a Biden y rechazó la insurrección

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Las fuerzas armadas de Estados Unidos están con la democracia, no por la insurrección. La Junta de Jefes de Estado Mayor publicó en la noche del martes un inequívoco mensaje de condena al ataque al Congreso de la semana pasada durante la proclamación de la victoria electoral de Joe Biden por seguidores de Donald Trump que garantiza su alineamiento con la Constitución y el pacífico traspaso de poderes el próximo 20 de enero.
Los violentos disturbios del 6 de enero “fueron un ataque directo al Congreso de EE.UU., el edificio del Capitolio y nuestro proceso constitucional”, afirman en un inusual comunicado los jefes de estado mayor de las principales ramas de las fuerzas armadas estadounidenses.

"Como hemos hecho durante toda nuestra historia, el ejército de EE.UU. obedecerá órdenes legales de los líderes civiles" y sigue "completamente comprometido con la protección y defensa de la Constitución "de todos los enemigos, extranjeros y nacionales".
Los mandos del ejército consideran el asalto al Capitolio “contrario al estado de derecho” y subrayan que la libertad de expresión no significa que se pueda “recurrir a la violencia, la sedición o la insurrección”.
Cualquier acto que altere el proceso constitucional “no es solo contrario a nuestras tradiciones, nuestros valores y nuestro juramento sino que va contra la ley”, concluye el comunicado, que confirma su compromiso con que Joe Biden se convierta el 20 de enero en el 46.º comandante en jefe del país en un momento en que el ejército, al igual que varios departamentos de policía del país, investigan la posible presencia de algunos de sus miembros, en activo o retirados, en los disturbios.
Washington se ha fortificado como nunca para la toma de posesión. A pesar de la advertencia del FBI del riesgo de protestas armadas en los 50 capitolios estatales y la capital, el demócrata mantiene los planes de jurar su cargo en las escaleras del Congreso, las mismas que la semana pasada tomaron con violencia los simpatizantes de Trump.

Aunque el jefe de la oficina del FBI en Washington, Steven D’Antuono, dijo el viernes que no tenían “ninguna indicación” de que la protesta pudiera derivar en violencia masiva, el martes se publicó un informe interno previo a la protesta elaborado por la oficina de Virginia en el que se advertía que habían detectado conversaciones online de varias personas llamando a “ir a la guerra” en el Capitolio el 6 de enero.
Hablaban, por ejemplo, de “romper cristales”, “derribar puertas” y “derramar sangre” de los defensores de Black Lives Matter y los antifascistas, relata el documento, publicado por The Washington Post.
“Dejen de llamar a esto una manifestación o una protesta y prepárense para ir a la guerra. O tenemos a nuestro presidente o morimos”, comentaban la víspera de los hechos en foros en los que algunos extremistas incluso compartieron un mapa de los túneles del Capitolio.
Segundo impeachment
Varios republicanos de la vieja guardia anuncian que apoyan la impugnación de Trump El Departamento de Justicia ha abierto 160 casos y presentado cargos contra 70 personas. Los números, aseguran, van a crecer exponencialmente en los próximos días.

El FBI estudia presentar cargos por sedición contra algunos de los manifestantes. El reto, admitieron, es probar que tenían intención de llevar a la práctica “las cosas que escribían desde sus teclados”, afirmó el fiscal del Distrito de Columbia, Michael Sherwin.
El FBI no descartó incluir a los alborotadores presentes en el Capitolio en la lista de personas que tienen prohibido tomar aviones en EE.UU. como reclama Chuck Schumer, próximo líder de la mayoría demócrata en el Senado. “Los insurgentes que entraron en el Capitolio entran en la definición de amenazas a la seguridad nacional y deberían ser añadidos de inmediato” a la lista para reducir su movilidad, pidió el demócrata.
La ceremonia del 20 de enero
Ya antes del ataque al Capitolio, la ceremonia de toma de posesión de Biden iba a ser mucho más pequeña que en anteriores ocasiones y fundamentalmente virtual, con escasas oportunidades para interactuar con el público, debido a la pandemia. La capital “está preparada” para garantizar la seguridad del acto, opinó el exdirector del FBI, Andrew McCabe, preocupado sin embargo por lo que pueda ocurrir más allá de Washington y la falta de medios de las policías de los estados para enfrentarse a posibles asaltos.
Por primera vez en semanas, Trump habló con el pool de prensa de la Casa Blanca, el equipo rotatorio de reporteros que sigue sus movimientos y lo hizo en tono desafiante para defender su reacción a la insurrección sediciosa de la semana pasada y acusar a los demócratas de provocar “violencia” con sus planes de aprobar hoy su segundo impeachment, una impugnación que se podría traducir en su inhabilitación para ocupar cargos públicos.
"A la gente le pareció que lo que dije fue totalmente apropiado”, dijo Trump de su discurso en pleno asedio, cuando reiteró sus denuncias de fraude electoral y calificó a los insurgentes de “personas muy especiales” a las que “ama”, comentarios que provocaron reacciones de condena, no de aplauso, ni siquiera entre los republicanos. Varios ministros criticaron sus palabras. Tres de ellos dimitieron días después.
Trump dijo que no piensa renunciar, como le piden los demócratas y un par de senadores republicanos, porque “no queremos violencia”. Es lo que provocarán, advirtió, los planes de los demócratas de impugnarle hoy por segunda vez, esta vez no por abuso de poder u obstrucción a la justicia, como hace un año, sino por “incitación a la insurrección”.

Los demócratas tienen votos suficientes para sacar adelante este impeachment, que consideran necesario como escarmiento al presidente a pesar de que le quede solo una semana en la Casa Blanca.
La duda es cuántos republicanos se sumarán a la iniciativa. La congresista Liz Cheney, hija del vicepresidente Dick Cheney, ha avanzado que votará a favor del impeachment: “Nunca ha habido mayor traición de un presidente de EE.UU. al cargo y su juramento de la Constitución”, dijo.
Algunos miembros más de la Cámara Baja podrían seguir sus pasos pero no hay que olvidar que, a pesar de los dramáticos sucesos, más de un centenar mantuvo su voto contra la certificación de Biden. En el Senado también hay movimientos. Ansioso por limpiar el rastro del trumpismo, el líder republicano en la Cámara Alta, Mitch McConnell ha hecho saber que no se opone al proceso.
“Las mentiras del impeachment son la continuación de la mayor y más despiadada caza de brujas de la historia de este país”, advirtió Trump ya en Texas, adonde viajó para visitar los nuevos tramos del muro con México.
Su discurso estuvo plagado de nefastas advertencias sobre la violencia que puede producirse si el proceso sigue adelante. Trump se presentó una vez más como una víctima. Este nuevo impeachment “está provocando una enorme división y un gran dolor más allá de lo que muchos pueden entender, lo que es muy peligroso para EE.UU, en especial en un momento tan frágil”, aseveró tras negarse a asumir responsabilidades por los hechos del 6 de enero.

Fuente: Diario Panorama
Traspaso Ejército Estados Unidos apoyo Biden Rechazó Insurrección
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