Anoche se pudo confirmar, luego de recibir versiones de un sismo de gravedad que podría provocar erupción del volcán Hudson -en la región de Aysén, Chile- que existió un movimiento en la zona sur del accidente geológico por lo que se ordenó un seguimiento de evolución sobre movimientos, pero que no se ha modificado el alerta verde.
“Durante la mañana del día de hoy, la Red de Monitoreo de Vigilancia Volcánica OVDAS, informó que a las 09:14 horas, instrumentos ubicados en las inmediaciones del volcán Hudson, detectaron algún tipo de actividad instrumental no perceptible por la población. Es así como se han registrado varios sismos, algunos con magnitud 2.0, 2.5, uno de mayor intensidad 3.1 en las cercanías del volcán Hudson”, informaron ayer autoridades del Ministerio de Minería de Chile.
Respecto a las estaciones de monitoreo instaladas en las cercanías del volcán Hudson, la Secretaría Regional Ministerial (Seremi) manifestó que “estas estaciones de monitoreo asociadas al volcán se mantienen activas, están en permanente monitoreo por Sernageomin, que mantiene la alerta técnica verde”.
Los movimientos telúricos registrados en las cercanías del volcán, “son sismos de baja intensidad y dadas las condiciones climáticas o meteorológicas imperantes en la zona, no es posible tener una visibilidad directa respeto de actividad superficial, por ello, se mantiene el monitoreo”, concluyó Julio Zúñiga, a cargo de la Seremi regional.
Erupción histórica
Hace 29 años, entre el 8 y el 15 de agosto, el volcán expulsó unas 2.500 toneladas de cenizas volcánicas que cubrieron extensas aéreas de Chile y de las provincias de Santa Cruz, cubriendo un área de 150 mil kilómetros cuadrados. El volcán permaneció en actividad hasta el 29 de diciembre de ese año.
Impacto ambiental
Según datos de Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (Onemi), sólo en Chile la ceniza cubrió unos 40 mil km2 (otros 110 mil en Argentina), afectando a 6863 personas y fue necesario evacuar 473.
Fueron dañadas 127 viviendas, mientras 39 resultaron destruidas. El área afectada fueron 750 mil hás, de las cuales 210 mil a suelos forestales, 1234 a agrícolas y 156.473 a ganaderos. Los 2 primeros casos equivalen al 100% y el último al 82,9%. El resto son terrenos de vegetación y aguas. El espesor de la ceniza en sectores agrícolas fue de 5 cm en general. En cuanto a los animales, sufrieron las consecuencias 16.622 bovinos (79%), 102.497 ovinos (89%) y 2.643 equinos (87%); se evacuaron 10.030, 12.566 y 903, respectivamente.
Entre los cursos de agua afectados por la gran cantidad de material caído se encuentran el río Huemules, en el valle del mismo nombre, y el río Ibáñez. Este último recibió un enorme volumen de piroclastos que lo embancó severamente a lo largo de su curso, causando la muerte de vastas extensiones de bosques en sus riberas. Más aún, su desembocadura en el lago General Carrera, 90 km al sureste del volcán, también se vio alterada, puesto que la ceniza depositada formó una verdadera playa que modificó sustancialmente la orilla, generando problemas para la navegación local.
