
El papa Francisco donó antes de su muerte, este lunes, 200.000 euros a los presos, una acción alineada con uno de los pilares de su papado, de no marginar a los privados de su libertad.
El obispo Benoni Ambarus, director de la Oficina para la Pastoral Carcelaria y encargado de Asuntos Caritativos de Roma, informó en las últimas horas que el Sumo Pontífice se había acercado a él poco tiempo atrás y había realizado esta transferencia de dinero de “sus últimas posesiones”.
“Donó 200.00 euros de su cuenta personal” al centro penitenciario para menores Casal del Marmo, en Roma, para ayudar, específicamente, con la fábrica de pastas que allí opera.
“Le dije que tenemos una hipoteca cuantiosa sobre esta fábrica de pastas y que, si conseguíamos cubrirla, bajaríamos los precios de los productos, venderíamos más y podríamos contratar a más chicos”, recordó Ambarus sobre su conversación con el Santo Padre.
Entonces, sumó, éste le respondió que “casi me quedo sin dinero, pero aún tengo algo en mi cuenta” y, a continuación, le envío la suma.
Ambarus destacó que Francisco, a lo largo de sus 12 años de papado, mantuvo una fuerte defensa hacia los presos y puso especial énfasis en no marginar a quienes están privados de su libertad.
Como parte de su compromiso, el pasado Jueves Santo, el Papa estuvo en la cárcel de Regina Coeli, en Roma, donde “gritó al mundo, con todas sus fuerzas, la necesidad de prestar atención a los presos”. Su visita fue parte de una tradición que mantuvo pese a su delicado estado de salud, tras pasar cinco semanas internado.
Así, por ejemplo, durante la Semana Santa en 2013, había estado en Casal del Marmo; en 2015, en la cárcel de Rebbibia; en 2017, en la prisión de Paliano; en 2019, en una cárcel en el municipio de Velleteri; en 2022, en la de Civitavecchia; en 2023, nuevamente en Casal del Marmo; y, en 2024, en el módulo de mujeres de Rebbibia.
“En modo especial, rezamos por los presos, por nuestros hermanos y hermanas recluidos en las cárceles. Ellos están sufriendo y tenemos que estar cerca de ellos a través de la oración, para que el Señor los ayude y les dé consuelo en este momento difícil. Rezamos por los hermanos y las hermanas que están en la cárcel: sufren tanto por la incertidumbre de lo que pasará dentro de la cárcel y, también, pensando en sus familias, cómo están, si alguno está enfermo, si falta algo”, dijo durante la Cuaresma, cinco años atrás.
Asimismo, en diciembre, con motivo del inicio del Año Santo y las varias celebraciones del Jubileo, Francisco abrió una de las puertas santas en la capilla del Padre Nuestro del penal de Rebibbia, la primera vez en la historia que un pontífice realizaba una acción tal en un sitio distinto a una basílica.
Según dijo entonces, la decisión tenía el objetivo de “ofrecer a los presos un signo concreto de cercanía”.
Durante su homilía estuvieron presentes decenas de reclusos, que lo miraban “con compostura y modestia, admiración y agradecimiento”, informó entonces Vatican News.