Todo comenzó después de que Susana Roccasalvo contara que un número de teléfono desconocido la llamaba reiteradas veces cada vez que tenía que hacer una videollamada con Implacables, el programa en el que trabaja, impidiéndole poder hablar con normalidad.

"Hay una causa judicial que denuncia amenazas y hostigamiento. Durante los últimos tres meses, y por la pandemia, Susana hace su programa desde su casa. Cada vez que empezaba Implacables, 19.01 empezaba a recibir llamados, desde un número desconocido, que le utilizaban el ancho de la banda y le cortaban la transmisión", reveló días atrás el abogado Mauricio D'Alessandro en diálogo con Nosotros a la mañana.

Ni lento ni perezoso, el periodista Ariel Wolman le preguntó: "Un colega que trabaja en judiciales me acaba de mandar la causa. ¿Es posible que sea Lío Pecoraro?". Entonces, el abogado confirmó la información: "La investigación de la Justicia indica que el titular de la línea es él".
Luego de que saliera a la luz esta grave acusación en televisión, Pecoraro hizo un descargo dando a entender que nunca había querido molestarla: "Es moneda corriente para mí comunicarme con un conductor o panelista al aire. No sabía que usaba su teléfono para salir al aire. Que digan que yo hostigué y amenacé a Susana Roccasalvo, quiero que lo demuestren. Quiero entender que Susana se equivocó. Como mujer de bien que creo que es, quiero creer que mal interpretó".
Un día después de que estallara el escándalo, la conductora accedió a dar una entrevista con Nosotros a la mañana en el que contó lo que había sucedido. Visiblemente afectada por lo que había pasado, Susana reveló que sintió "pánico" porque no sabía si quien la hostigaba "era un loco psicópata".

Con el tono conciliador que lo caracteriza, Tomás Dente le preguntó si no accedería a tomar un café con Pecoraro para charlar y entender su punto de vista.
Enojada, Roccasalvo le retrucó que "ella era la víctima" y que la hartaba que siempre "quisiera quedar bien con todos".