"Es un tema muy complicado y no lo puedo contar porque forma parte de la historia de mi hija y se lo tengo que contar a ella primero", comenzó Luciana Salazar en Pampita Online, programa en el que reemplazó en la conducción a Pampita, quien está de luna de miel en París con Roberto García Moritán.


"El médico que me hizo la congelación de óvulos es el mismo que se encargó de la subrogación de vientre. Cuando yo comencé con este proceso, no tenía en mente que iba a ser una subrogación, pensé que la vida me iba a llevar por otros lados. Pero lo que creía que podía pasar no sucedió, por un montón de motivos, y la vida me llevó a que tuviera que elegir ese método", continuó sin entrar en detalles.


Incisivo, Luis Piñeyro le preguntó si en ese momento ya tenía de ganas de ser mamá. "Las tenía desde hace bastante tiempo y las tuve que ir postergando por muchas cosas", agregó. Por su parte, Mónica Farro, quien fue invitada al programa, la interrumpió y comentó que, si realmente existe ese deseo, la falta de pareja no debería ser un impedimento.

Hernán Drago, otro de los panelistas, trajo a la conversación a la historia de Marcelo Polino, que desistió de su idea de ser padre por lo complejo que le resultó el proceso de adopción. "¿Qué sentirá él, entonces, al escuchar esa afirmación?", le respondió picante a Farro.

Lejos de tener ganas de discutir, la ex participante del Bailando le respondió a la vedette: "Él respeta mucho la opinión de los demás. Tal vez le diría a Mónica lo mismo que le dije, que hay ciertos temas en los que, por más que vos tengas una opinión muy formada, hay que ser muy cauteloso. Más aún nosotros, que estamos cumpliendo el rol de comunicadores".

Con el objetivo de no fogonear una pelea, Piñeyro le preguntó a la conductora si había congelado óvulos. "Sí. Tuve suerte y tengo congelados varios. Fueron 34 de los cuales quedaron 30 sanos. De esos dejé 15 congelados y los otros 15 los usé para fecundar. Por eso, tengo cuatro embriones más congelados", explicó.

"A un óvulo lo podés congelar y a una persona no. Yo no creo que un embrión sea una persona, sino un proyecto de persona. Yo firmé un contrato. En un principio, decía que en caso de que me muera, mis óvulos no podían ser usados. Después lo cambié, porque me gustaría tal vez donarlos. Igual es muy fuerte. Pensá que le estás dejando a tu vida en responsabilidad a una familia que no conozco, y te empiezan a agarrar los miedos. Eso con los óvulos. Con los embriones, no", agregó

Finalmente, Salazar contó que le había ofrecido ayuda a su amigo Polino: "Muchas veces les dije a mis amigos: 'si un día ustedes quieren tener un hijo, en vez de buscar una donante anónima, tienen una amiga acá que los puede ayudar'. Obviamente, si yo no los voy a utilizar. Incluso se lo ofrecí a Polino".

"Pero él tenía la idea de adoptar. Su deseo de ser padre pasa más que nada por el hecho de devolverle a la vida lo que la vida le dio a él", cerró.