Pasó la Navidad, pero en City Bell todavía no hay festejo completo. Más allá de los títulos que cerraron el 2025, Estudiantes sigue pendiente de definir la continuidad de Eduardo Domínguez, cuyo contrato vence en marzo de 2026 y aún no fue renovado.
Las negociaciones están en marcha y el entrenador ya expuso sus condiciones para seguir. En primer lugar, pidió firmar un contrato por dos años, con el objetivo de desarrollar un proyecto a largo plazo y evitar una renovación corta que lo deje condicionado a resultados inmediatos.
El segundo punto clave es la inclusión de cláusulas de salida a su favor en caso de que la dirigencia decida interrumpir el vínculo antes de tiempo. Domínguez busca quedar protegido contractualmente luego de un 2025 en el que fue cuestionado públicamente por el rendimiento del equipo y por la conducción del club.
El tercer eje tiene que ver con el proyecto: el DT solicitó claridad y previsibilidad sobre el armado del plantel, en un contexto en el que Estudiantes necesita vender jugadores para reordenar sus finanzas. La posible salida de nombres importantes obliga al cuerpo técnico a planificar con anticipación.
El clima interno, de todos modos, es hoy mucho mejor que meses atrás. Los títulos conseguidos y la postura del entrenador en el conflicto institucional con la AFA fortalecieron su imagen dentro del club y acercaron posiciones con la dirigencia.
Por eso, aunque todavía no está cerrado, en Estudiantes entienden que la renovación es cuestión de tiempo, siempre y cuando ambas partes acuerden las condiciones finales. La continuidad de Domínguez aparece como una apuesta por la estabilidad en un club que viene de un año tan exitoso como intenso.