
A diferencia de Uruguay, Colombia y Paraguay, Brasil no se jugaba la clasificación al Mundial 2026. El equipo dirigido por Carlo Ancelotti ya había asegurado su boleto con antelación, al igual que Argentina. Mientras la Albiceleste despedía oficialmente a Lionel Messi como local por Eliminatorias, la Verdeamarela utilizó el encuentro ante Chile como banco de pruebas en el Maracaná. Los trasandinos, eliminados, presentaron un equipo joven, con varios Sub 20, pero con actitud aguerrida.
Brasil sorprendió con una formación ofensiva de cuatro delanteros: Estevao, Raphinha, Martinelli y João Pedro. Sin Vinicius, Rodrygo ni Neymar, Ancelotti buscó trabajar la idea de equilibrio entre ataque y control del juego. Aunque el rival no era de gran exigencia, el entrenador italiano se llevó buenas sensaciones: el equipo fue de menos a más y terminó imponiéndose con claridad en el segundo tiempo.
El primer tiempo fue más que correcto para Brasil. Aunque tardó 38 minutos en abrir el marcador, el equipo mostró juego fluido, movimiento rápido de pelota y colectividad. El 1-0 llegó tras una gran jugada grupal que terminó con Estevao ejecutando una chilena casi de espaldas al arco.
La segunda mitad mostró la verdadera potencia ofensiva brasileña. Con Chile desgastado y dejando espacios, Luiz Enrique ingresó para darle más dinamismo al ataque, mientras Bruno Guimaraes y Lucas Paquetá empujaron sobre la línea para concretar el 3-0. Los goles reflejaron un fútbol de toque, llegada constante al área y dominio colectivo.
Con esta victoria, Brasil confirma que bajo Ancelotti recupera jerarquía y asoma como un rival con gran potencial para crecer de cara al Mundial 2026.