Fue un golpe durísimo. No solo por el 2 a 1 final en el Libertadores de América, sino por la manera en que Talleres dejó al descubierto a un Independiente frágil, vulnerable y sin respuestas en defensa. El equipo cordobés, con orden, disciplina táctica y sacrificio colectivo, dio el batacazo en Avellaneda y se llevó tres puntos vitales en su pelea por la permanencia en Primera.
El primer tiempo se jugó como quiso el equipo de Tevez. Sin necesidad de tener la pelota, la visita impuso condiciones, aprovechando el retroceso pobre del Rojo por las bandas. Los laterales Navarro y Schott lastimaron a espaldas de Loyola y Cabral, y complicaron a los marcadores de punta locales, Godoy y De Irastorza. La T manejó bien las transiciones y golpeó tras una buena acción colectiva que finalizó Schott para el 1-0.


Independiente, lento y previsible, recién generó peligro a los 41', cuando un cabezazo de Loyola dio en el travesaño. En el complemento, el Rojo reaccionó con más ritmo y protagonismo de sus volantes, hasta que Freire marcó el empate de cabeza tras un centro de Montiel.

Con el 1-1, el local se adelantó, fue más agresivo y tuvo chances claras en los pies de Ávalos y el propio Montiel, pero chocó con las manos seguras de Herrera. Sin embargo, el desorden defensivo volvió a pasarle factura: una mala salida de Galdames fue aprovechada por Ortegoza, que habilitó a Depietri para el 2 a 1 definitivo, con una definición notable que silenció Avellaneda.
Para colmo, la última derrota de Independiente en su estadio en los 90' también había sido ante Talleres, en mayo de 2024, cuando Tevez era el DT del Rojo. Ahora, como técnico de la T, volvió a amargar a su ex equipo, que sumó solo un punto sobre seis posibles y no da señales de mejora.