Fuerzas de seguridad de Portugal, con el respaldo del Reino Unido y Estados Unidos, interceptaron un narcosubmarino con 1,7 toneladas de cocaína con destino a Europa en el océano Atlántico, después de que el presidente norteamericano, Donald Trump, expandió recientemente su lucha contra el narcotráfico latinoamericano en el Caribe y en el Pacífico.
Según informó la Policía Judicial (PJ) portuguesa en un comunicado, la operación denominada “El Dorado” fue coordinada con la Armada y contó con la participación de la Fuerza Aérea portuguesa, la National Crime Agency (NCA) británica, la Dirección Nacional de Inteligencia e Investigaciones Aduaneras (Dnred) de Francia, la Administración para el Control de Drogas (DEA) y el Grupo Conjunto Interinstitucional del Sur (Joint Interagency Task Force South), ambos de Estados Unidos.
La embarcación semisumergible estaba tripulada por cuatro sudamericanos. Dos ecuatorianos, un venezolano y un colombiano fueron puestos en prisión preventiva tras comparecer ante un tribunal en las Azores este martes, según informó la policía.
La redada, aseguraron las autoridades, tuvo su origen en información compartida por el Centro de Análisis y Operaciones Marítimas – Narcóticos (MAOC-N), una unidad multinacional de cooperación policial y militar con sede en Lisboa que agrupa a ocho países de la Unión Europea -Bélgica, Francia, Alemania, Irlanda, Italia, España, Países Bajos y Portugal- para reforzar la coordinación en la lucha contra el narcotráfico marítimo y aéreo.
Metodología habitual
Vítor Ananias, jefe de la unidad policial portuguesa contra el narcotráfico, declaró a los medios que las diferentes nacionalidades de los implicados demostraban que la organización responsable no operaba en un solo país.
Un buque portugués localizó el sumergible a aproximadamente 1800 kilómetros de la costa de Lisboa tras recibir la información del MAOC-N y procedió a su detención. Sin embargo, dada su frágil construcción y las pobres condiciones climáticas, la embarcación no pudo ser llevada a puerto y se hundió en alta mar.
Ananias dijo que “entre el calor, los gases del barco y el fuerte oleaje, con condiciones meteorológicas adversas, incluso un solo día resulta complicado [para los tripulantes]. Al cabo de 15 o 20 días, lo único que uno desea es salir de ahí”.
En marzo de este año, un barco similar que transportaba 6,5 toneladas de cocaína fue interceptado a unos 2200 kilómetros de Lisboa. Este tipo de incidentes se han vuelto recurrentes en los últimos años, añadió el funcionario, según las declaraciones recogidas por la agencia de noticias portuguesa, Lusa.
El operativo portugués sucede mientras el gobierno norteamericano intensifica sus ataques contra supuestas embarcaciones de narcotráfico en las aguas del Caribe y del Pacífico.
El Secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, anunció el martes un nuevo ataque en contra de una embarcación que presuntamente transportaba drogas en aguas del Océano Pacífico oriental, el mismo día en que un portaaviones inició su viaje a la región en una nueva expansión de presencia militar.
El ataque dejó dos muertos a bordo de la embarcación, afirmó Hegseth, elevando a por lo menos 66 el número de fallecidos durante los 16 ataques estadounidenses en aguas sudamericanas.
Los expertos han cuestionado la legalidad de estos ataques según el derecho internacional, y han recibido fuertes críticas de los líderes latinoamericanos cuyos ciudadanos han sido blanco de ellos.