Newell’s tenía una final por delante, y la jugó como tal. En Parque Patricios, el equipo de Lucas Bernardi venció 2-0 a Huracán y dio un paso gigante hacia la permanencia en la máxima categoría. Con los pibes como bandera y una mentalidad firme, la Lepra dejó sin respuestas a un Globo que volvió a mostrar su peor versión y quedó envuelto en una profunda crisis futbolística.

El partido tuvo como grandes protagonistas a Gauch, Acuña y Reggiardo, quienes respondieron con creces a la confianza del entrenador, que decidió dejar en el banco a Ever Banega. Newell’s mostró otra intensidad, sin necesidad de dominar la posesión, pero sí capitalizando cada error del fondo local. En un saque largo de Espínola, Cocoliso González la peinó para Luciano Herrera, que definió con categoría para el 1-0. Luego, el propio González aprovechó un mal despeje de Lescano y marcó el 2-0, cortando una racha de 14 fechas sin anotar dos tantos en un primer tiempo.


El clima en el Ducó se tornó tenso. La gente de Huracán explotó de fastidio ante un equipo sin reacción, con Miljevic apagado, Giménez superado en el juego aéreo y Sequeira completamente aislado. Ni la necesidad de ganar para soñar con los playoffs ni el aliento del público lograron despertar a los de Kudelka, que se fueron abucheados.

Del otro lado, Newell’s celebró el triunfo como una liberación. Ordenado en defensa y efectivo en ataque, el conjunto rosarino dio un paso clave para asegurar su permanencia.
Mientras la Lepra respira y mira al futuro con alivio, Huracán quedó contra las cuerdas: sin respuestas, sin rumbo y con su gente perdiendo la paciencia.