Esta semana, en el Vaticano se celebra una cumbre que reúne a ejecutivos de empresas tecnológicas para debatir los alcances éticos de las herramientas potenciadas con Inteligencia Artificial. Entre las compañías que recibe el papa León XIV figuran IBM y Anthropic, esta última desarrolladora del chatbot Claude que compite con propuestas como ChatGPT de OpenAI y Google Gemini.
Según observa New York Post, el sumo pontífice hizo referencia a los desafíos planteados por el avance de la IA en uno de sus primeros discursos al frente de la Iglesia Católica, en mayo, aunque desde entonces no mantuvo reuniones privadas con líderes de ese sector.

“Hoy, la Iglesia ofrece su valioso acervo de doctrina social para responder a otra revolución industrial y a las innovaciones en el campo de la Inteligencia Artificial que plantean desafíos a la dignidad humana, la justicia y el trabajo”, dijo el sucesor de Francisco en el mencionado discurso, el 10 de mayo, instalando esta temática como un eje medular en su agenda.
Los comentarios de León XIV apuntan al eventual desplazamiento de los trabajadores humanos. De acuerdo a estimaciones del grupo inversor Goldman Sachs, hasta 300 millones de empleos en el mundo se verán afectados por el despliegue de la automatización, cifra que representa aproximadamente el 25% de la fuerza laboral a nivel global.
El cardenal Giuseppe Versaldi dijo en declaraciones a Wall Street Journal que “León XIV quiere que el mundo de la ciencia y la política aborde este problema de inmediato sin permitir que el progreso científico avance con arrogancia, perjudicando a quienes deben someterse a su poder”.
“Estas herramientas no deberían ser demonizadas, pero sí reguladas”, sostuvo Versaldi. “La pregunta es: ¿quién las regulará? No es creíble que sean reguladas por sus creadores. Debe haber una autoridad superior”, concluyó el cardenal.
Se espera que el primer papa estadounidense extienda una línea de pensamiento que el Vaticano ya había manifestado anteriormente. En el 2020, la Iglesia Católica publicó un documento titulado Llamado para la ética de la Inteligencia Artificial, que tuvo el respaldo de compañías como IBM y Microsoft. Allí, se instó a los desarrolladores a crear modelos que respeten los derechos humanos y la privacidad.