El juez de Garantías de La Matanza, Fernando Pinos Guevara, sufrió dos robos en las últimas semanas y reconoció que teme por su vida y la de su familia.
Quien tuvo a su cargo la fase inicial de la investigación por el triple crimen de Florencio Varela —expediente que luego derivó al fuero federal debido a la complejidad de las bandas involucradas— denunció haber sido víctima de dos ataques que ponen en riesgo su vida y la de su familia.
En las últimas semanas, el magistrado sufrió dos episodios delictivos que, según su propia lectura, no fueron “al voleo”, sino actos de inteligencia y amedrentamiento vinculados a su labor judicial.
“Me dedico a esto, es mi pasión, pero hoy mi familia vive esta situación con pánico”, relató con crudeza el magistrado.
El primer ataque ocurrió el pasado 2 de noviembre. Pinos Guevara se encontraba en una mudanza transitoria hacia la casa de su suegra, una propiedad sencilla en la que buscaba refugio tras haber vendido su vivienda anterior para ganar seguridad. Sin embargo, los delincuentes lo estaban esperando.
“Estacioné la camioneta en el garaje y nos cruzaron un auto por atrás. Bajaron cinco personas con pistolas 9 milímetros en perfecto estado”, dijo el juez a Radio Rivadavia.
La violencia fue extrema: le apoyaron una pistola en la nuca al magistrado, otra en la cabeza a su esposa y una tercera a su hijo. Se llevaron los celulares y el vehículo, que apareció horas más tarde en la zona de Fuerte Apache.
Pero la persecución no terminó ahí. En los últimos días, delincuentes volvieron a ingresar a la vivienda mientras la familia no estaba.
A pesar de tener tiempo para desvalijar el lugar, solo se llevaron una consola de videojuegos de uno de sus hijos, tras revolver cada rincón de la casa.
“Es una situación de amedrentamiento. Buscan que baje los brazos en el trabajo que hice contra las bandas del narcotráfico”, sentenció el magistrado ante las cámaras de América 24.
Uno de los puntos más alarmantes del testimonio de Pinos Guevara es la desprotección institucional que padece.
El juez reveló que lleva casi una década solicitando custodia personal, pedido que le fue denegado de manera sistemática bajo diferentes gestiones.
“Estuve ocho años o más pidiendo custodia y continuamente se me fue denegada. Me decían: ‘Mire, doctor, a usted no se la vamos a dar nunca’. Me han hecho de todo en el juzgado y siempre estuve solo”, lamentó el funcionario.
Para el magistrado, estos ataques son la “venganza” de las organizaciones criminales que describió en su extensa resolución sobre el triple crimen de Varela.
“Es difícil acostarse a dormir y no pensar que voy a levantarme a las 3 de la mañana con una pistola en la cabeza”, confesó quebrado.
La gravedad de la situación ha llevado a que sus hijos, de 11 y 15 años, le supliquen abandonar la Argentina para instalarse en España. Es una posibilidad que hoy el juez analiza con seriedad, pese a su profunda vocación de servicio.
“Soy juez las 24 horas, pero la integridad de mi familia es primordial”, afirmó entre lágrimas, mientras que reconoció que los delincuentes “han logrado lo que buscaban”.
Pinos Guevara descartó, por el momento, vínculos políticos en los ataques según lo que surge del expediente, pero fue tajante al señalar la vulnerabilidad a la que lo expone el propio sistema.
“El silencio y la oscuridad generan incertidumbre a estas bandas, pero mi exposición actual es un grito de auxilio”, remarcó.