La Anónima, una de las principales cadenas de supermercados del país, con fuerte presencia en el sur, cerró su tercer trimestre fiscal -julio 2024 a marzo 2025- con una ganancia neta de $32.954 millones, cifra que representa una caída del 61,5% respecto al mismo período del ejercicio anterior. El resultado equivale a apenas el 1,8% de los ingresos netos, cuando un año atrás ese margen llegaba al 4,5%.
Los ingresos totales alcanzaron los $1,82 billones, con una baja del 3,93% interanual. El freno en el consumo masivo, la pérdida de poder adquisitivo y la menor contribución del RECPAM explican buena parte del deterioro.
Supermercados: un negocio que se enfría
El segmento de supermercados, que representa el 92% de la facturación total, registró una caída del 3,99% en sus ventas, en línea con el deterioro del consumo minorista a nivel nacional. Durante el período analizado se realizaron 51,9 millones de operaciones de compra en las sucursales, frente a las 56,7 millones del mismo período del año anterior. Es decir, los clientes pasaron menos veces por la caja, con una caída del 8,5% en la cantidad de tickets. Este dato revela que, más allá del número de sucursales, la frecuencia de compra se redujo, golpeando directamente el volumen de ventas.
Para intentar contrarrestar ese retroceso, la empresa inauguró cuatro nuevas tiendas en Bella Vista, San Benito, Fernández Oro y San Patricio del Chañar. También ajustó su estructura operativa, con reducción de personal en algunas plazas de baja actividad, lo que permitió bajar los gastos en remuneraciones un 15%.
En total, los gastos operativos alcanzaron $475.105 millones, una baja del 7% interanual, aunque en términos relativos casi no varió su peso sobre la facturación: pasó del 26,99% al 26,11%.
Frigoríficos: menos actividad y pérdida por tenencia de ganado
El negocio frigorífico, que representa el 7,4% de los ingresos netos, también mostró señales de retroceso: las ventas cayeron 8,16%, con menor volumen faenado y una baja en el precio promedio de venta. Las toneladas procesadas llegaron a 8.671, un leve repunte frente al año anterior, aunque todavía por debajo del potencial productivo de la planta.
Además, la compañía reportó una pérdida de $70,8 millones por resultados de activos biológicos, ligados a la tenencia de ganado bovino. Este segmento ya venía de pérdidas por $339 millones en el ejercicio anterior.
Tarjetas: crecimiento récord, pero todavía marginal
El único segmento con desempeño positivo fue el financiero. La actividad con tarjetas de crédito propias generó un crecimiento de 250% en ingresos, aunque su participación en el total sigue siendo marginal: representa apenas el 0,55% de la facturación. El cargo por incobrables financieros creció 20%, hasta los $4.119 millones, lo que muestra también un deterioro en la cobrabilidad del negocio.
Menor rentabilidad operativa y desplome del RECPAM
El resultado operativo fue de $38.475 millones, un desplome del 43% interanual, que refleja menores márgenes, mayor presión de costos estructurales y una caída de la ganancia bruta (del 30,7% al 28,2% sobre ingresos).
Un punto clave para entender el retroceso es el RECPAM, sigla de “Resultado por Exposición al Cambio en el Poder Adquisitivo de la Moneda”. Este concepto contable, obligatorio en economías con inflación alta, ajusta los estados financieros para reflejar los efectos de la pérdida del valor del peso sobre activos y pasivos nominales. Durante el período 2024, La Anónima había registrado por este ítem una ganancia contable de $118.240 millones. Este año, ese efecto positivo se redujo drásticamente a $16.948 millones, en línea con la desaceleración inflacionaria. Esta merma explica buena parte de la caída en las ganancias finales.