Denise Dumas enfrentó públicamente uno de los dolores más profundos de su vida: el distanciamiento de quienes solía considerar familia, Vanina Escudero y Álvaro Navia. La conductora, visiblemente afectada, relató entre lágrimas cómo este alejamiento dejó una huella imborrable, especialmente tras haber sido apartada como madrina de la pequeña Joaquina, hija de la pareja. En una mezcla de dolor y asombro, reveló que aún no logra comprender la razón de esta decisión.
En su programa Nuevas tardes con Denise la conductora detalló la mezcla de sentimientos encontrados que tuvo en torno al tema, al recordar el momento en que supo que la pequeña sería bautizada con otros padrinos, apenas 24 horas antes de la ceremonia.
“Lo que más me importa aclarar es que para mí fueron familia Álvaro y Vanina, compartimos infinidad de cosas”, comenzó a detallar tras pasar las imágenes en que Navia se refería al tema. “Yo los quiero mucho, con el alma, los sigo queriendo. A veces pienso que por suerte me dolió, porque qué hubiera sido que no me importe después de tantos años de sentirme que ocupaba un lugar. Me significaba mucho. Y no me la vi venir”, expresó con una incredulidad y decepción que eran palpables en cada una de sus palabras, un reflejo de lo que significa ser traicionado, no por desconocidos, sino por quienes uno ama.
La ex modelo compartió que jamás habría hablado públicamente del tema si no hubiera sido porque, según ella, fue buscada debido a la pelea entre Vanina y Silvina. “La verdad, me incomoda hablar de esto porque me importa de verdad, me importó antes y me importa ahora. Los adoro y jamás hubiera hablado”, subrayó, a la vez que intentaba contener las emociones que iban brotando a medida que avanzaba su relato. En un intento de cerrar el capítulo, concluyó: “Para mí el tema está terminado, ojalá la vida nos vuelva a encontrar”.
El distanciamiento ocurrió en plena pandemia, cuando la pareja se mudó fuera de la Argentina. Sin previo aviso, Dumas recibió una llamada en la que le informaron que bautizarían a Joaquina con otros padrinos. Aquel gesto fue devastador para ella, quien desde que había sido nombraba se mostraba con orgullo por ese papel. “Eso se conversó, y puse toda mi buena voluntad. Pero después me cayó la ficha. Tengo cuatro madrinas y padrinos en mi casa, y no me imagino por qué le haría eso a ninguno”, dijo. Para ella, su rol era una responsabilidad seria, un lazo profundo que no se rompe a la ligera.
Sin juzgar a la pareja, cuestionó con tristeza la decisión de apartarla: “Quizás otro piense que de esa forma se sacaba un problema de encima, pero a mí me importó porque los amo. Ya pasó, está todo bien, y no hablé del tema en años”.
Denise Dumas reaccionó a la decisión de Vanina Escudero de sacarle el madrinazgo de su hija
Dumas también reflexionó sobre los aprendizajes que adquirió a partir de esta experiencia, que la llevó a entender la importancia de mantener distancia cuando algo duele demasiado, por más que ame a la otra persona. “A mí en la vida me costó un montón aprender que si alguien te lastima mucho, alguien a quien le pusiste mucho, hay que tomar distancia”, admitió, con una honestidad desgarradora que conmovió a todos los presentes. Finalmente, mirando a la cámara y sin poder evitar las lágrimas, Denise cerró su mensaje, la importancia y la necesidad de “Moverme de un lugar donde estoy sintiéndome rara”.
La confesión de Denise no solo deja a las claras una historia de dolor, sino una reflexión sobre el precio de amar y de perder aquello que uno más valora. Un relato que, más allá del mundo del espectáculo, dejó en claro la esencia de las relaciones humanas: una mezcla de amor, decepción y el difícil arte de saber cuándo hay que tomar distancia.