La relación entre Donald Trump y Elon Musk entró en terreno turbulento tras las duras críticas que el presidente estadounidense lanzó el jueves contra el director ejecutivo de Tesla. Desde el Despacho Oval, Trump afirmó estar “muy decepcionado” con Musk por oponerse públicamente al ambicioso proyecto de ley de recortes de impuestos y gastos que constituye el corazón de su agenda legislativa.
“Mira, Elon y yo teníamos una relación excelente. No sé si la seguiremos teniendo”, dijo Trump ante periodistas. “Le he ayudado mucho. Estoy muy decepcionado”.
El detonante del conflicto fue la oposición de Musk a una cláusula de la ley que eliminaría los créditos fiscales para consumidores de vehículos eléctricos, un golpe directo a Tesla. El empresario criticó el proyecto por su impacto en el déficit federal y sugirió en su cuenta de X (ex Twitter) que solo lo apoyaría si se eliminaban los “gastos innecesarios” que calificó como una “montaña de gastos repugnantes”.
Mientras Trump cuestionaba a Musk por su cambio de postura, las acciones de Tesla profundizaron sus pérdidas: ya habían caído un 3% antes del discurso presidencial, pero tras las declaraciones de Trump, el desplome se acercó al 6%, generando preocupación en los mercados.
“Slim Beautiful Bill para la victoria”, ironizó Musk en sus redes, en alusión al nombre oficial del proyecto legislativo, “Big Beautiful Bill Act”.
El magnate sudafricano se había desempeñado hasta la semana pasada como jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental, desde donde impulsó una agresiva campaña de ajuste estatal. Aunque prometió recortar 2 billones de dólares, finalmente logró reducir apenas la mitad del 1% del presupuesto federal, según datos oficiales. Su salida dejó una estela de polémicas: despidos masivos, reducción de ayuda exterior y protestas en tiendas de Tesla en Estados Unidos y Europa.
El desencuentro entre Trump y Musk marca un giro inesperado en una alianza que parecía sólida. En 2024, Musk había invertido casi 300 millones de dólares para apoyar a los republicanos y fue uno de los principales impulsores del plan de reforma estatal. Hoy, su figura pasa del ala oficialista al ojo de la tormenta.
El impacto de este quiebre entre dos de las figuras más influyentes de la política y el empresariado estadounidense aún está por medirse, pero ya dejó una víctima clara: la confianza de los inversores en Tesla.