Espectáculo

Brian Lanzelotta: “Para mal ejemplo lo tuve a mi viejo y él fue todo lo que no quiero ser en mi vida”

Es uno de los firmes candidatos a llegar a la final del Cantando 2020, el reality de las noches de eltrece en el que se luce gala tras gala en la pista junto con su compañera Angela Leiva. Brian Lanzelotta (30) está viviendo un gran momento profesional pero unos meses atrás no la estaba pasando para nada bien: por la cuarentena se cerraron los boliches, dejó de hacer shows, ya no le quedaban ahorros y tuvo que salir a vender alimento para mascotas en el partido de Moreno, donde vive. Con el llamado de los productores de Marcelo Tinelli su historia cambió y el muchacho surgido de Gran Hermano 2015 recuperó su esplendor artístico. En pareja con la modelo y ex participante de Combate Marianita César, madre de su hija Roma (6 meses), Lanzelotta brindó una entrevista a fondo a Pronto y habló de todo con el periodista Nico Peralta vía transmisión en vivo por Instagram.
-¿Cómo estás, Brian?

-Bien pero odio estos tiempos de tener que vernos solo a través de una pantalla. Me niego a aceptar que la vida sea así. Extraño ver a la gente en persona, hacer los shows, subirme a la combi para salir de gira, visitar a mi familia rutinariamente y no quiero ver a mi hermano a través de una ventana, como me pasa ahora cuando lo voy a visitar. Lo mismo con mi hijo Ian (11), que antes lo veía dos veces por semana y ahora lo estoy viendo muy poco porque salgo de casa para trabajar e ir al Cantando y no puedo exponer a personas que son pacientes de riesgo. Por ese lado nos tenemos que cuidar. Esto no da para más, ya no banco más hacer Zoom; quiero sentarme y hacer una entrevista en persona, no a través del teléfono.
-¿Cómo te golpeó la cuarentena?

-Lamentablemente fue difícil y lo cuento porque a veces uno piensa que es al único al que le pasan las cosas pero del otro lado hay un montón de gente en la misma situación. O peor. Soy un artista que está en crecimiento y que vive de show a show, de fin de semana a fin de semana. Esto me cortó las piernas porque vivo de esto y no hacía otra cosa. Me encontré en una situación en la que no tenía ingresos para solventar los gastos de la casa. Y tengo una criatura que requiere de gastos, médicos, obra social y todas esas cosas. Le busqué la vuelta y me puse a vender alimento balanceado para mascotas. Se transformó en el sostén de mi casa.
-¿Cómo llegaste a vender alimento para mascotas?
-Porque el tío de May se dedica a eso hace muchos años y yo le compraba el alimento para mi perro a él. Acá en el barrio donde vivo yo hay mucha gente que tiene mascota y se me ocurrió ofrecérselo a mis vecinos. Como un kiosquito, ¿viste? Lo empecé a hacer el año pasado, se fue haciendo de forma permanente y empecé a vender en toda Zona Oeste, a donde yo pertenezco. Hice publicaciones en grupos de Facebook y mucha gente no creía que era yo.
-Imaginate: hacés el pedido y te toca el timbre Brian Lanzelotta. ¡La gente no entendería nada!
-¡Hasta que aparece el Brian con la bolsa de alimento y ahí se caen de orto! (Risas) A mí no se me caen los anillos. Al primer momento no sabía qué hacer y pensaba que en dos semanas se iba a levantar la cuarentena. Pero eso no pasaba, acá las necesidades aumentaban y dije: “Loco, ya está, vamos a poner los pies sobre la tierra, el pecho a las balas y vamos a salir a laburar”. O sea, yo siempre laburé y el trabajo de cantante tiene muchas responsabilidades pero esto fue como volver al principio de mi vida. Hoy lo tomo con mucho orgullo y siento que al contarlo estoy dando un mensaje y un ejemplo. No hay que mirar el vaso medio vacío sino el medio lleno.


-¿Tenías ahorros o tuviste que salir a pelearla porque no te quedaban reservas?
-Mirá, nosotros estamos en un proceso de armado de familia con May y eso requiere de inversiones que íbamos haciendo a medida que los dos íbamos trabajando. Ella también tiene su laburo en el Registro Civil de Loma Hermosa, aunque ahora está con licencia y con la pandemia no está abierto el registro. Siempre fuimos muy cuidadosos con el dinero, tratamos de mantener las cuentas al día y que en casa no falte nada. Es más: nunca nos fuimos de vacaciones porque estamos con proyectos y la casa demanda muchos gastos.
-Sos joven, con dos hijos a cargo. Pero tenés todo alrededor dispuesto para desbandarte, la noche, los shows y la joda, y sin embargo estás centrado y con metas firmes. ¿Qué te mantiene tan en eje?
-Mirá, yo toda mi vida busqué ser una mejor persona. Para mal ejemplo lo tuve a mi viejo. Mi viejo fue todo lo que yo no quiero ser en mi vida. Entonces, sabía que para no ser todo lo que fue mi viejo tenía que laburar, romperme el culo, hacer sacrificios y resignar ciertas cosas. Ahorré peso por peso y me compré mi primer coche yo solo a los 21 años, sin saber manejar pero sabía que tenía que tener mi auto por mí mismo y con mis sacrificios. Así con cada cosa. En mi cabeza está ir por el camino derecho, el correcto, el más largo, el más duro. Pero al final del camino es el que más satisfacción nos va a dar a la hora de contarlo. Ahora te estoy contando mis cosas y siento orgullo.
-¿Hace mucho que no lo tenés a tu papá?
-Uf, sí, hace mucho. Falleció cuando yo tenía 9 o 10 años. En 2002 falleció. ¿Qué recuerdos tengo de él? Desgraciadamente, no tengo los mejores recuerdos. Si tengo que rescatar uno bueno, era cuando tocaba la guitarra y por eso amo la música. Es gracias a él. Y eso es lo único bueno que te puedo rescatar de él, después son todas cosas malas. Hablo de violencia en casa, drogas, robos y todo lo malo que te puedas imaginas lo tenía mi viejo. Todo eso lo vi, sin querer y sin elegirlo porque era chiquito y mi viejo me llevaba a robar y a comprar droga. Nosotros con todos mis hermanos veíamos cuando la golpeaba a mi mamá y nos golpeaba a nosotros también. Era una violencia constante, las 24 horas. Una vida muy triste y muy fea.
-¿Podías ir a la escuela normalmente en ese contexto?
-Esto pasó cuando éramos muy chicos y terminó todo en un quilombo judicial. Nosotros tuvimos que estar separados con mis hermanos y mi mamá estuvo en rehabilitación porque mi papá la sometía a drogarse y un montón de cosas más. La Justicia dictaminó que nosotros no podíamos estar con nuestros padres, entonces las opciones eran ir a un orfanato o que algún familiar se hiciera cargo de nosotros. Somos seis hermanos: mi abuela materna se hizo cargo de tres y mi tía de los otros tres. Estuvimos un año separados y a mí me tocó en Berazategui con mis hermanos Alan y Eloy, en lo de mi tía, la hermana mayor de mi mamá. Tenía 6 años yo y ahí empezaba la escuela.
-¿Cuándo volviste a ver a tu mamá?
-Estuvimos todo un año sin verla. La vimos una sola vez en ese año, para el Día del Niño y fue solo una hora. Fue feo ese año y me acuerdo que mi hermano se agarraba del poste de la parada del colectivo porque no se quería ir de al lado de mi mamá. Fue feo.

-Después te aferraste mucho a tu vieja.
-Sí. Mi mamá no se drogaba porque quería y no nos hizo pasar los momentos feos que pasamos porque quiso. Era porque mi viejo la obligaba. Cuando en una casa manda la violencia, se hace muy difícil salir de ahí. Mis abuelos vieron la situación y tomaron la decisión de intervenir ellos, con lo cual nos salvaron la vida porque hoy podríamos estar en cualquier otro lado. O quizás ni estar.
-¿La extrañás a tu mamá?
-Todos los días la extraño, la pienso y la sueño. Falleció en 2015 y me encantaría volver cinco años y tres meses atrás para retenerla un poquito más conmigo. Hace poco la soñé y era tan real que no me quería despertar porque sabía que si me despertaba, era un sueño y se iba a ir. Sentía que ella estaba ahí, era muy real aunque no recuerdo los detalles. La sentía viva, conmigo.

-No está físicamente pero sí su energía. Seguro te está mirando desde algún lugar ahora en el Cantando.
-Soy consciente de que está y que tengo alguien en el cielo que me tira la mano cada vez que yo la necesito. Desde que mi mamá se fue, he pasado por momentos y situaciones en las que miraba el cielo y decía: “¿Dónde estás?”, y ahí aparecía. Creo mucho en eso. No soy religioso pero creo que mi vieja desde arriba me va siguiendo a mí y a mi familia. Encima todo lo que me pasó en mi carrera ella casi no lo vio porque salí de Gran Hermano en agosto y ella falleció en noviembre, al otro día del cumpleaños de mi hermano Carlitos. Fueron esos tres meses, que no estuvieron lindos porque ella ya estaba sufriendo la enfermedad que tenía y la estaba pasando mal. No sabíamos que tenía una enfermedad terminal (hepatitis C) y nadie nos lo decía. Lo supe cuatro días antes de que mi mamá falleciera.
-¿Qué vínculo tenés con la muerte?
-Le tengo miedo por la gente que tengo alrededor de mí. Me considero una persona sana y me cuido, salvo que como mucho frito por ahí o tomo mucha gaseosa. No me veo por ese lado pero sí tengo miedo que me falte la gente que tengo alrededor. Mi hermano Carlitos es el peor miedo que tengo y por suerte hoy está bien. La estuvimos peleando, la peleó mucho Carlitos: él sí que le tocó el hombro a Dios y volvió. Le agarró una neumonía porque la comida se le iba al pulmón y estuvo dos meses internado en 2018. Fue un año duro y ahora está genial, contenido con un cuerpo de enfermería que le provee la obra social. Está en Tablada con mis hermanos y está súper bien. Con la pandemia no lo puedo ir a visitar ni sacarlo a pasear pero ya lo volveremos a hacer cuando pase todo.

Fuente: Pronto
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