Botafogo logró una hazaña inolvidable en el Mundial de Clubes 2025 al derrotar por 1-0 al Paris Saint-Germain, campeón de la última Champions League, en un duelo vibrante que quedará marcado en la historia del club carioca y del torneo.
Con un planteo valiente, ambicioso y disciplinado, el conjunto brasileño dejó sin respuestas a un PSG que venía de golear en sus últimas presentaciones. La épica se construyó desde el sacrificio, con un equipo compacto, ordenado y convencido de su plan. El único gol del partido lo convirtió Igor Jesús, quien tras un contragolpe letal venció la resistencia de los franceses y celebró con los brazos abiertos, imitando al Cristo Redentor y desatando la locura en Río de Janeiro, donde miles de fanáticos lo siguieron a más de 10 mil kilómetros, desde la playa de Botafogo.
A pesar de que el equipo de Luis Enrique dominó la posesión del balón con un abrumador 75%, le faltó profundidad y claridad. Los gestos del técnico catalán desde el banco lo decían todo: su equipo no encontraba los caminos ante la sólida defensa del Fogao, que con inteligencia y sacrificio cerró los espacios y se hizo fuerte en cada sector del campo.
Con este resultado, Botafogo no solo rompió los pronósticos, sino que dejó abierto el Grupo B, que ahora está al rojo vivo. El PSG, que había aplastado a Atlético Madrid en su debut, sufrió un cachetazo inesperado ante un rival que no se achicó ni por nombres ni por historia.
La victoria del último campeón de la Copa Libertadores ya es parte de las grandes gestas del fútbol sudamericano en el torneo, y sus hinchas, tanto en el estadio como en Brasil, aún no logran salir del asombro. El Fogao hizo historia.