Los comportamientos autolesivos han crecido un 150 % entre los adolescentes en los últimos años. Se conmemoró el Día Mundial de Concienciación sobre las Autolesiones, un comportamiento, peligroso y desconocido que no ha parado de crecer en las tres últimas décadas.
La autolesión, también conocida como autolesión no suicida, se define como la destrucción directa y deliberada de la propia superficie corporal sin intención letal.
Cada 1 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Concienciación sobre la Autolesión, que profundiza en la gravedad de este fenómeno social.
A EDADES TEMPRANAS
El comportamiento autolesivo, que se inicia en la adolescencia temprana, entre los 12 y los 16 años, alcanza su pico de prevalencia y gravedad entre los 20 y 29 años.
Las autolesiones repetidas afectan entre el 1 y el 4 % de la población general, cuyo riesgo suicida se triplica.
“Aunque hace años se consideraba un problema asociado a trastornos mentales graves, como el Trastorno Límite de la Personalidad, hoy está mucho más generalizado, puede verse asociado a otros trastornos, pero también en adolescentes y jóvenes que no tienen ningún diagnóstico”, afirma la doctora Irene de la Vega, psicóloga clínica en la Sanidad Pública española y vocal de la Sociedad Madrileña de Psicología Clínica (SMPC).
PROBLEMAS EMOCIONALES
Las personas que se autolesionan suelen hacerlo en respuesta a emociones desagradables como tensión, ansiedad, culpa o ira o para resolver una dificultad interpersonal. Otras veces se hace como forma de autocastigo.
“Es un comportamiento que, una vez que se inicia, suele ir a más tanto en frecuencia, como en gravedad. En ese sentido se observa un patrón similar al del consumo de sustancias, la persona puede llegar a sentir que lo necesita. Por eso es importante detectarlo a tiempo y entender qué está pasando”, afirma De la Vega.
Los adolescentes que se autolesionan muestran dificultades de regulación emocional, peor rendimiento académico y problemas sociales. Muchos de ellos pueden acabar en un trastorno mental con el tiempo, y el riesgo suicida es tres veces mayor, según datos de la Sociedad Madrileña de Psicología Clínica.
ACOSO ESCOLAR COMO ANTECEDENTE
“Lo cierto es que es un fenómeno multicausal y con muchas caras, por eso requiere que prestemos más atención, tanto desde el sistema sanitario como desde la sociedad”, puntualiza Juan Antequera, psicólogo clínico y vicepresidente de la SMPC.
REDES SOCIALES
El aprendizaje social, la imitación, tiene una influencia en el comportamiento autolesivo, al menos en su inicio.
“Un aspecto importante que tenemos que pensar es cómo regular y controlar la información sobre autolesiones disponible en internet, en los medios de comunicación y en las redes sociales”, refiere la psicóloga.
Aunque en las redes sociales los adolescentes pueden encontrar apoyo y sentirse menos solos, la exposición a ese contenido, sobre todo si es explícito, puede hacer que se normalice.
“Muchas de las páginas de información, de hecho, contienen imágenes de autolesiones, algo que debería evitarse por completo cuando hablamos de prevención”, señala esta experta.
En ese sentido, los profesionales de la Sociedad Madrileña de Psicología Clínica demandan que se traten las autolesiones como un problema de salud público y propone como solución:
* Creación de comisiones y grupos de expertos para estudiar el fenómeno
* Información fiable y de calidad
* Formación adecuada para que los agentes sociales, padres, profesores, profesionales de atención primaria y otros adolescentes puedan detectarlo, prevenirlo y ayudar.
“Es importante que los padres traten de entenderlo y no juzgarlo, pero que no lo ignoren, lo atribuyan a una etapa o a un desafío, es un problema grave que merece consideración”, afirma Lorena Morago, psicóloga especialista en psicología clínica de la infancia y adolescencia y vocal de la SMPC.
Además del apoyo familiar, la psicóloga recomienda la terapia para ayudar a analizar y entender el comportamiento, así como evaluar y detectar otros posibles trastornos mentales como adicciones o trastornos de alimentación o de la personalidad, para así buscar estrategias más eficaces de regulación.
EPIDEMIOLOGÍA EN LA ARGENTINA
Según el trabajo “Autolesiones en Adolescentes y Jóvenes”, publicado en 2023 en la Argentina, nuestro país dispone de datos oficiales sobre la mortalidad por suicidio pero no cuenta con números precisos de morbilidad, donde se incluyan los intentos de suicidio y las autolesiones.
Del mismo modo, tampoco existen estadísticas oficiales ni estudios poblacionales a nivel nacional sobre prevalencia de autolesiones en adolescentes y jóvenes. “A pesar de tratarse de un fenómeno cada vez más presente, las autolesiones sin intención suicida no cuentan con indicadores propios. En cambio, los datos presentados sólo aluden a las tasas de mortalidad, es decir a los suicidios consumados. Sin embargo, para la construcción de indicadores de morbilidad -que incluirían intentos de suicidio y autolesiones- no existe un registro claro y unificado”, advierten los autores del informe, quienes indican que algunas experiencias realizadas en la Argentina presentan una tendencia similar a la de otros países, en los cuales se estiman porcentajes de entre 12% y 30% de adolescentes que se autolesionan, siendo las mujeres quienes presentan mayor prevalencia).
Los datos sobre autolesiones en adolescentes y jóvenes provienen principalmente de las investigaciones realizadas en países de altos ingresos. Alrededor del 10% de los/ las adolescentes se autolesionan en algún momento. Pese a esto, se estima que la mayor parte de las personas entre los 12-17 años no consultan al sistema de salud (consulta médica o psicológica) luego de autolesionarse.
Los cortes autoinflingidos son más comunes de hallar en el contexto de la atención primaria y la consulta ambulatoria, mientras que el envenenamiento con sustancias tóxicas o medicamentos es más frecuente en el contexto hospitalario.
Asimismo, el documento indica que se presume que la edad de inicio de las autolesiones ocurre entre los 12 y los 16 años, y que si bien no se conocen datos de incidencia en menores de 12 años, entre un 5% y un 24% de las personas que se autolesionan reportan haber comenzado antes de los 11 años.
Entre 2014 y 2016, el servicio de adolescencia de un hospital general de la Ciudad de Buenos Aires realizó dos estudios sobre autolesiones en adolescentes. Los hallazgos indicaron que los cortes en la piel representaron el método más frecuente, y que se producen con más frecuencia en momentos avanzados de la pubertad. Además, las autolesiones no estaban asociadas al uso de sustancias psicoactivas.
Las motivaciones más recurrentes fueron la regulación emocional, el autocastigo y la función comunicativa o relacional, como buscar atención, responsabilizar a otras personas o modificar sus conductas. “Respecto del curso de las autolesiones en el tiempo, parecería que su frecuencia aumenta en la adolescencia temprana, alcanzando su punto máximo entre los 15 y 17 años y luego disminuye en la juventud. Si bien son comportamientos de curso fluctuante con tendencia a la resolución durante la adolescencia y juventud, su cronificación es una situación de gravedad”, finalizan.